El upward feedback es una práctica que beneficia a los líderes y a toda la organización. Conoce los 6 principios básicos de la retroalimentación, con ejemplos prácticos de aplicación.

¿Qué sientes cuando alguien te dice que te quiere dar feedback sobre tu trabajo? Probablemente temor o incomodidad, porque lo relacionas con regaño, crítica y, en últimas, con que hiciste algo mal.  

Y sí, a veces hacemos las cosas mal y necesitamos que nos ayuden a identificar nuestra equivocación para poder corregirla. Sin embargo, el feedback va mucho más allá. Es una de las bases de la comunicación abierta y transparente en cualquier organización, y su contenido puede ser tanto negativo como positivo.

De hecho, en un mundo ideal, los líderes deberían dar más feedback sobre lo que estás haciendo bien (que es la mayoría de las cosas), que sobre lo que haces mal.

Sea cual sea su contenido, el feedback es una herramienta de crecimiento en cualquier contexto, porque nos permite conocernos mejor al descubrir la percepción que tienen los demás sobre nosotros y extraer datos necesarios para mejorar y alcanzar los objetivos que nos hemos trazado.

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Si quieres aprender a dar feedback efectivamente en cualquier contexto, te dejamos aquí nuestra guía completa.


Lastimosamente, muchas personas todavía no lo ven así. Y lo que es peor, creen que la retroalimentación siempre viene de arriba hacia abajo: de nuestro jefe a nosotros. Como si ellos no lo necesitaran también.

Esta práctica, llamada upward feedback, resulta crucial, no solo para el crecimiento de los líderes, sino para el bien de las empresas.

Un estudio de Leadership IQ, en el que participaron más de 27.000 ejecutivos, empleados y managers de distintas industrias, encontró que solo el 24% de las personas dicen que su líder siempre los alienta y reconoce sus sugerencias para mejorar. Y que, cuando esto sucede, hay 12 veces más posibilidades de que ese colaborador reconozca a su organización como un buen empleador.

Así mismo, apenas el 6% de las personas aseguran que, dentro de la empresa donde trabajan, sus sugerencias o quejas justificadas llevan a cambios importantes. En esos pocos casos, los trabajadores tienen 18 veces más chance de catalogar a su compañía como un buen empleador.

El feedback, bien hecho, genera crecimiento.

Principios básicos de la retroalimentación

Durante su participación en el episodio  sobre retroalimentación efectiva, de Dementes Podcast, Marta Román, directora de producto de Collective Academy, aseguró que “una buena retroalimentación debería ser de ida y vuelta (jefe-equipo)”.

“El tipo de feedback y la forma en que se da, determinan su efectividad”.

Así mismo, hay algunas pautas que se deben seguir para que esta práctica cumpla su objetivo de ayudarnos a aprender y crecer, pues, como lo determinó el estudio The Power of Feedback, de la Universidad de Auckland, “el tipo de feedback y la forma en que se da, determinan su efectividad”.

A continuación, los principios básicos del feedback presentados por Marta:

  1. Te tiene que importar la persona a la que le das feedback.
  • El objetivo es ayudar al otro a crecer y a cumplir sus metas (no desahogarte o vengarte). Para esto, también es importante que la conozcas y que tengas en cuenta sus sueños y expectativas laborales, de manera que utilices la retroalimentación como un herramienta para apoyarla.

2. Sé directa y  amable.

  • Recordemos que ser directas no es igual a ser maleducadas. ¿Te ha pasado que alguien trata de decirte algo “incómodo” y da mil vueltas para hacerlo? El resultado, por lo general, es que terminas más confundida que antes. Para evitarlo, lo mejor es que prepares la retroalimentación que vas a dar como si fueras a hacer una presentación (si necesitas, usa notas de apoyo).
  • Otra de las recomendaciones de Marta es que no tomes a la persona por sorpresa cuando vayas a darle retroalimentación. Avísale antes. Puedes pedirle un espacio para intercambiar ideas sobre un proyecto o una reunión, o puedes expresarle que te gustaría comunicarle tu percepción sobre una situación. De esa forma, tu contraparte llegará preparada y entendiendo el tema que van a tratar.
  • Y por último, pero no menos importante, sé amable. Y la fórmula para lograrlo es simple: escoge sabiamente tus palabras. No es lo mismo decirle a alguien “eres muy descuidado con tu trabajo” a “me parece que la presentación que me entregaste ayer estaba descuidada, porque tenía ideas incompletas, los slides estaban desordenados y tenía faltas de ortografía”.


    3. Sé específica.
  • Y ojo, esto aplica para el feedback negativo como para el positivo. Si le dices a alguien “me encantó la presentación que me enviaste”, al final, no le estás diciendo nada. ¿Qué te encantó? ¿El template, las ideas, las imágenes?
  • Otro punto crucial es que te refieras a conductas concretas de la otra persona a través de esta fórmula mágica:  qué estás haciendo = la consecuencia de tu acción.
  • Evita utilizar palabras que cada uno entiende como quiere. Por ejemplo: “te veo desmotivada”. La desmotivación puede tener una connotación para mí y otra para ti. Lo que te recomendamos es describir conductas. Por ejemplo: “he notado que durante los últimos cinco días has llegado tarde a todas las reuniones”.

    4. No personalices:
  • Una cosa es hacer y otra es ser. Yo puedo hacer mal un trabajo, pero no significa que sea mala en mi trabajo. Como dice Kim Scott, autora de Radical Candor, una bibliografía clave en nuestro Master in Business & Technology: cuando das feedback, debes intentar ser humilde, no estás expresando una verdad absoluta sobre el otro, sino una percepción.


Marta también nos recomienda que, durante una retroalimentación, hagamos preguntas constantemente para saber si el otro nos está entendiendo. ¿Qué consecuencia crees que puede tener esta acción? ¿Me estoy haciendo entender? ¿Cómo lo ves tú, qué opinas? Las respuestas te permitirán identificar si el otro está en la misma página que tú.

5. Responsabilízate de lo que sientes y de lo que dices.

  • Si hay algo que a ti te hace sentir de una manera, sí puedes expresarlo durante el feedback, pero hazte responsable de que tú eres la que lo siente: “Cuando hiciste o dijiste tal cosa, yo me sentí de esta manera”.
  • Muy importante: evita el típico “se dice o se comenta”. Muchas veces las personas usan el chisme de oficina para no hacerse responsables de su retroalimentación y quedar “bien”. Habla siempre por ti misma.

6. Ofrece ayuda.

  • Al final de una retroalimentación sobre algo que está fallando, debemos quedar con un plan para aplicar y mejorar la situación. Preguntas como: “¿qué necesitas de mí para mejorar esa situación?” O “¿cómo crees que podemos trabajar juntas para lograrlo?” son buenos inicios.

¿Hay reglas especiales para darle feedback a mi jefe?

Además de seguir los principios básicos de Marta Román, sí hay otros elementos que debes tener en cuenta antes de lanzarte a darle retroalimentación:

  • El tipo de liderazgo de tu jefe. Si su oficina es de puertas abiertas, mantiene una comunicación directa con su equipo y, sobre todo, si tú y ella tienen una relación de confianza, no solamente está bien que le des feedback, se lo debes.
  • El momento.  Lo ideal es que nuestros líderes abran espacios para que sus empleados les den retroalimentación (y si tú tienes a cargo un equipo y estás leyendo esto, tenlo en cuenta). Sin embargo, si no hay un espacio ni una invitación predeterminada, lo mejor es que le preguntes: “¿te parece bien si nos reunimos un momento? Me gustaría contarte cómo me sentí en la reunión”.
  • El cómo es tan importante como el qué. Uno de los peores errores que podemos cometer es decirle a nuestro jefe qué haríamos nosotros si estuviéramos en su posición (please, don’t). Como aconseja Marta, sé específica y habla de hechos puntuales, con ejemplos, datos, fechas y descripciones. Y recuerda que estás expresando tu percepción, no una verdad absoluta.