Ser multitarea es un rasgo considerado positivo en ambientes laborales y síntoma de una persona dispuesta a dar la milla extra y el 110% para buscar el éxito. Pero esto es un engaño, porque así no es como funciona nuestro cerebro. A diferencia de un computador, los humanos no podemos estar atentos a más de una situación en simultáneo, por lo que ser multitarea o ‘multitasking’ es imposible.
Sin embargo, el actual panorama laboral nos ha hecho creer que podemos hacer más de una cosa al tiempo, ser multitasking. Y este sesgo a favor de la hiper productividad está afectando la salud de los trabajadores.
De acuerdo con el Reporte Global de Tendencias Laborales de Mercer de 2024, de entre más de 12.000 trabajadores participantes, el 82% está en riesgo de sufrir un burnout. Desde luego, las principales causas son las cargas excesivas, el cansancio y el estrés financiero.
Para investigadores y expertos, la actual cultura laboral que se ha instalado en el mundo y que celebra la hiper productividad, realmente es síntoma de otro fenómeno: la productividad tóxica.
¿Qué es y cómo se ve la productividad tóxica?
Para Jennifer Moss, conferencista y experta en espacios de trabajo, la productividad tóxica “en esencia es una compulsión poco sana para ser productivo todo el tiempo, a expensas de nuestro bienestar mental y físico, nuestras relaciones y, en general, nuestra calidad de vida”.
Este estado mental impide que las personas se vean como un humano completo y multifacético, sino que la persona sólo alcanza validación por los resultados que consiga, a pesar de que los logros externos no dependen completamente de lo que hagamos. Por esto, es emocionalmente peligroso hacer que la autoestima dependa de tu productividad, afirma Israa Nasir, autora de ‘Toxic Productivity: Reclaim Your Time and Emotional Energy in a World That Always Demands More’.
De acuerdo con la Moss, este es un estado común con la actual cultura laboral, que celebra la productividad constante. Las redes sociales, por ejemplo, fomentan esta cultura al promover un constante sentido de competencia y se ha demostrado que estas comparaciones están vinculadas a la aparición de baja autoestima y depresión, especialmente en mujeres. Estas aplicaciones también fomentan la adicción al trabajo, que surge como mecanismo para lidiar con emociones negativas al estar ocupado y distraído de estos pensamientos y emociones.
Por supuesto, es fácil decir que ser muy productivo es malo para tu salud si conoces claramente cómo se ve la adicción al trabajo. El problema es que muchas veces creemos que no estamos trabajando tanto como para que sea dañino. Incluso, varias prácticas que se anuncian como útiles para aumentar la “productividad”, son realmente hábitos tóxicos.
De acuerdo con Nasir, los tres hábitos tóxicos más comunes son:
Comprometerse de más
Un hábito que desencadena prácticas tóxicas es comprometerse demasiado. “Puede considerarse como un rasgo positivo tener lleno tu calendario, reuniones una tras otra, noches ocupadas y moverse de un lado al otro. Pero mentalemente esto puede ocasionar problemas”, sostiene Nasir.
También explica que aunque se sienta como estar en el centro de todo, realmente estamos siendo un hámster dando vueltas en su rueda.
Ceder a las emociones
¿Alguna vez te has sentido culpable al estar descansando o disfrutando de tu tiempo libre? Sí, esto es síntoma de tener cierta incapacidad de regular las emociones negativas. Por supuesto, es un hábito dañino.
“La culpa es una emoción orientada a la acción. Cuando sentimos que deberíamos estar haciendo algo nuestro tiempo, la manera en la que aliviamos esa culpa es haciendo algo”, explica Nasir.
Lo mismo pasa al descansar, porque nadie quiere ser la persona que no está haciendo algo o ser considerado un vago. Este tipo de ideas pueden desencadenar vergüenza, una emoción que también queremos evitar. “¿Qué mejor manera de esquivar una emoción que ocupándote? Esto incentiva a evitar descansar, relajarnos y, simplemente, ser”.
Multitasking
El famosísimo multitasking, exigido en muchos cargos y deseable por todas las empresas en sus empleados pues, en últimas, mientras más haga una sola persona, menos trabajadores necesitan.
Pero hacer más de una cosa a la vez no solo es imposible para los humanos, sino que es un hábito tóxico. Por eso es muy común que, incluso haciendo varias cosas a la vez, las personas sientan que son menos productivas.
“El multitasking exige una carga cognitiva por la forma en la que tu cerebro gasta energía al procesar información. Realmente no hay forma de hacer varias tareas al tiempo. Creemos que lo hacemos, pero a nivel celular, nuestro cerebro está cambiando entre distintas tareas muy rápido, y esto es demasiado exigente”, sostiene Nasir.
¿Cómo detener la rueda? (Y un mantra)
Cuando la rueda de la productividad está girando, su inercia hace que sigamos girándola en piloto automático. Esto es uno de los principales causantes de la productividad tóxica. Por eso es recomendable reflexionar sobre el motivo por el que estamos haciendo las cosas. “El piloto automático es un problema, y ocurre porque no tenemos conciencia propia. No nos estamos preguntando constantemente por nosotros mismos”, en palabras de Nasir.
Una manera de poner en práctica la auto reflexión, y que también recomienda Whitney Goodman autora del libro ‘Toxic Positivity’, es comenzar escogiendo un área de la vida y concentrarse en poner límites o, simplemente, hacer un poco menos. Si sueles quedarte trabajando hasta tarde, intenta poner un límite y respetarlo, o establece en qué momento dejarás de usar el computador y el celular al final de cada día.
Para facilitarlo, Goodman recomienda un pequeño mantra que puedes repetir:
No soy lo que hago.
Mi productividad y mi trabajo son solo una parte de mi y mi vida.
Puedo descansar y cuidarme.
En este proceso los cargos de liderazgo también pueden ayudar, aunque usualmente también son víctimas de la productividad tóxica. Aun así, pueden ayudar pequeñas acciones, como promover el ‘loud vacationing’, que es celebrar y abiertamente decir que se está de vacaciones.
Por supuesto, los líderes de equipos deben establecer límites claros entre los espacios laborales y personales y fomentar una cultura del bienestar, más que de la productividad. Esto, incluso, puede ser bueno para la organización, pues algunas investigaciones han mostrado que los empleados que se desconectan luego de su horario de trabajo son hasta un 20% más productivos que quienes hicieron horas extras.
No es una lucha fácil de dar en las condiciones actuales del mercado laboral, pero es importante reconocer sus grietas. Más ahora con el auge de la IA, que cambiará el panorama sobre cómo medimos y percibimos la productividad. ¿Vamos a ganar tiempo o vamos a tener más tiempo para hacer más cosas? Tal vez reflexionar sobre esto no cambie el sistema laboral, pero sí puede ayudarnos a mejorar la relación con el trabajo y recuperar nuestra vida.