Si bien solemos relacionar los rituales con prácticas religiosas, los rituales preceden al lenguaje y hacen parte de la prehistoria humana. Como ya explicamos en un texto anterior, el autor del libro ‘The Ritual Effect: From Habit to Ritual, Harness the Surprising Power of Everyday Actions’, Michael Norton, sostiene que estas prácticas son poderosas porque “las usamos para cambiar nuestros estados emocionales de muchas maneras distintas: para calmarnos, para motivarnos y para conectar con otros”.
Precisamente por la capacidad de cambiar de regular nuestras emociones, la CEO de una consultora empresarial, Marilyn Zakhour, y la psicóloga y fundadora del Institute for Life at Work, Constance Noonan Hadley, han estudiado durante tres años cómo los rituales pueden reorientar a los miembros de un equipo.
Zakhour y Noonan encontraron que, mientras más y con mayor regularidad se involucraron los equipos en rituales, mayor era el compromiso de los miembros con sus organizaciones. Segmentados en tres rangos, los equipos que alcanzaron el más alto se sentían 23% más comprometidos con el propósito del grupo; su seguridad psicológica aumentó en 20%; aumentaron su conocimiento interpersonal en 28%; y reconocieron que su satisfacción laboral era 22% más alta, en comparación con los equipos del rango más bajo.
¿Qué es un ritual?
Las investigadoras encuestaron a 929 personas de 60 países e hicieron un estudio de campo para implementar rituales en una empresa de publicidad con 50 empleados. Este acervo de evidencia les permitió definir qué entienden como un ritual.
“Definimos los rituales como actividades colectivas en las que los miembros de un equipo participan de manera regular y a la cual le atribuyen un significado o sentido”. Por ejemplo, cantar un himno nacional o celebrar el cambio de año son rituales que hacemos en comunidad y que fortalecen nuestro sentido de pertenencia a un país o grupo.
Además, las expertas encontraron que los equipos utilizan los rituales para alcanzar cinco tipos de propósitos:
- Estrategia y planeación.
- Manejo de desempeño.
- Mejorar las operaciones.
- Aprendizaje.
- Compromiso de equipo y cimentar las relaciones.
Gracias al estudio, también identificaron cinco estrategias que pueden ayudar a establecer e implementar rituales en el trabajo de manera exitosa. ¿Cuáles?
- Liderar con fe
En este caso, la fe significa tener esperanza y optimismo de que los rituales realmente ayudarán al equipo. Sin este compromiso desde el inicio, es poco probable que se adopte y mantenga cualquier práctica.
“También es importante vincular a tu equipo al momento de identificar, elegir y coordinar los rituales. Hemos visto que, de otra manera, los equipos participan a medias o no participan”. Según explican, todos deben estar dispuestos a dar un “salto de fe” por el ritual, pues los equipos vinculados desde el diseño mismo de los rituales, creen y participan más en estos.
- Infundir los rituales con sentido
Como dijimos, los rituales tienen connotaciones religiosas, es por esto que los mejores rituales en equipo son aquellos que tienen un significado lo suficientemente trascendental como para elevar el trabajo diario de las personas.
“Para lograr este “propósito mayor”, los rituales tienen que estar alineados con metas específicas (el qué), la cultura del equipo (el cómo), y el propósito organizacional (el porqué)”, explican.
En el caso de la empresa de publicidad con la que trabajaron, los participantes ayudaron a crear un nuevo ritual diseñado para mejorar la conexión humana entre colegas. Este consistía en reunirse mensualmente de manera remota o presencial, para conocerse mejor entre todos. Durante estos espacios los temas de trabajo no estaban permitidos, además, de que se les impulsó a hacer preguntas interesantes, como si alguien cambiaría algo de su infancia si pudiera.
Según les dijo uno de los trabajadores, “por medio de estas conversaciones pudimos abrirnos, compartir honestamente y conocernos más allá de nuestros cargos. Transformó la manera como nos veíamos e hizo que nuestro equipo se sintiera más comprometido y solidario”.
- Sé religioso con la participación
Según los expertos, elegir y planear el ritual es la parte fácil, pero ser disciplinado al momento de honrarlo es lo difícil. Por eso, otra forma en la que la religión puede facilitar a establecer rituales es imitar la consagración y el culto con el que los creyentes los practican, pero integrado a la manera misma en que el equipo trabaja.
“Esto significa que participar en rituales debería percibirse por todos los miembros del equipo como un aspecto fundamental del trabajo y no como una actividad extracurricular opcional”, afirman. Así, los rituales deberían hacer parte del calendario y ser honrados tanto como cualquier reunión de la empresa.
Para los equipos que apenas comienzan a implementar rituales, los investigadores sugieren hacerlo paulatinamente: un ritual a la vez y probarlo durante algunos meses. También puede ayudar designar a un “encargado” del ritual, una persona que ayude a movilizarlos, a definir una manera de realizarlos y volverlos parte de la agenda.
- Mantener la fe pero adaptar su práctica
Así como las organizaciones cambian y se adaptan, lo mismo debe ocurrir con los rituales. Por este motivo, los investigadores recomiendan hacer revisiones de los rituales establecidos cada 6 a 12 meses. Esto ayudará si han sido bien implementados y cumplen con su objetivo.
Esto también implica cancelar o modificar un ritual que no ha dado los resultados esperados de ser necesario, así como introducir nuevas propuestas. Lo importante es permitir que los equipos adapten y adopten sus rituales en consonancia con sus contextos y preferencias.
“También es posible querer revisar la frecuencia de algunos de los rituales al tiempo que el equipo cambia. Puedes empezar a notar que una salida trimestral no es rentable o que los trabajadores ya no necesitan retroalimentaciones mensuales”.
- Difunde la palabra
Los estudios de Zakhour y Noonan han mostrado que los rituales comienzan en grupos pequeños y difícilmente pueden implementarse en toda una organización con decenas de empleados. Aun así, estas prácticas pueden escalar o transferirse a otros equipos. Por esto, cuando un equipo pócima que su ritual está ayudándole, es el momento para predicar los beneficios a otros miembros de la empresa.
“Los miembros del equipo pueden ayudar a otros guiándolos sobre cómo hacer más fácil adoptar un ritual, compartiendo buenas prácticas o ayudándoles a comenzar”, dicen.