¿Sientes que piensas diferente al resto? ¿Encuentras soluciones que el resto no?
Puede que esta sea tu época. Estamos, según muchos aseguran, en un momento bisagra de la historia del pensamiento y su rol en lo vocacional.
Anteriormente, en general, todo el sistema productor de conocimiento partía de la premisa de que había que ser muy bueno en una cosa. Elegir UNA carrera, practicarla y profundizar hasta el infinito. Y si bien a lo largo de la historia nos encontramos con muchos ejemplos de “hombres de muchos oficios”, los Da Vincis y Franklins de este mundo, solían ser vistos como excepciones a las reglas, outliers de notable genio, pero no modelos a seguir.
Esta no es una crítica al sistema de especialización: después de todo, el sistema mismo siempre demandó mentes que encajaran como engranajes en un gran sistema productivo, y se encargaba de producirlas con su industria educativa. Mal no le fue: bajo esta premisa, logros increíbles sucedieron. Pero con el correr del tiempo, el sistema comenzó a ser víctima de su propia ley: producir y avanzar con tanto ímpetu llevó el progreso tecnológico a punto de no retorno, y ahora estamos en una era en la que el cambio es cada vez más rápido y parece fuera de nuestro control.
La automatización crece día a día. Las inteligencias artificiales aprenden por sí mismas cosas cada vez más humanas, y cuando vemos este panorama, casi ciencia ficción en la vida real, pareciera ser que las acciones de la inteligencia humana están en baja, pero al mismo tiempo, surgen nuevos trabajos día a día que eran impensables hace solo 15 años y que solo los pueden hacer humanos.
Si tienes dudas, pregúntale a tu community manager, blockchain programmer o UX designer más cercano.
Ya casi no podemos casi trazar predicciones lineales sobre el futuro. Intentar predecir hoy los próximos 5 años será más difícil que haber predicho los anteriores 10 en 2012.
Entonces, aquí el problema con la especialización. Meternos de lleno por un solo vórtice de conocimiento de muy jóvenes y darle toda nuestra dedicación es una apuesta cada vez más riesgosa (que puede pagar enormes dividendos, claro está). Sin embargo, como no es nuestra naturaleza asumir enormes riesgos, lo que podemos hacer es repensar cómo construimos nuestro perfil de skills (esto lo desarrollamos anteriormente aquí). Muchas skills no caducan ni pierden valor ante un escenario de cambio. Y una de ellas, es la habilidad de pensar de manera divergente.
Como expone David Epstein en su libro RANGE, los pensadores divergentes performance excelente en entornos “malvados” donde todo es caos, cambio de objetivos e impredecibilidad constante, en contraste de los genios de entornos amables, donde las reglas son claras, los objetivos definidos (golf, ajedrez, matemáticas, etc.)
Un verdadero pensador divergente, en pocas palabras, es quien encuentra múltiples soluciones posibles a un problema dado. No solo se sale de la caja. Nunca estuvo en una desde el principio. No es necesariamente un genio, a pesar de que muchas veces se los cataloga como tales. Son personas que desde que tienen uso de memoria piensan diferente, y son capaces de desafiar el status quo y arriesgarse por encontrar nuevas soluciones a viejos problemas en entornos caóticos que no tienen reglas claras.
Momento de ejemplos.
Todos estos conceptos, hoy bien aceptados, fueron sumamente radicales en su momento. Estos personajes, y tantos innumerables otros, se encontraban atrapados en la trampa del “sentido común”, de lo aceptable de pensar. Para suerte nuestra, no se dejaron encasillar y persiguieron sus ideas hasta el final.
Divergencia & Creatividad
Con respecto a la relación entre la divergencia y la creatividad, Ken Robinson sostiene que una precede a la otra, y el Gifted Resource Center of New England, muy interesantemente cita que:
“Los pensadores divergentes pueden ser excepcionalmente creativos. Si la capacidad de pensar divergentemente está relacionada con ser creativo, entonces todas las personas creativas son pensadores divergentes, pero no al revés. Es la capacidad de dirigir las ideas divergentes hacia otra cosa lo que hace que una persona sea creativa. Sin embargo, la creatividad no es solo hacer algo. También puede ser el proceso de permitir que otros vean la propia visión de cómo deberían ser las cosas. Todos los grandes filósofos son pensadores divergentes, y muchos de ellos protestan contra la injusticia. Sin embargo, lo que motiva la acción tomada para protestar contra la injusticia determina si el pensador divergente resulta ser un Gandhi o un Unabomber.”
Creatividad, coraje, y una buena cuota de obstinación definen al pensador divergente. No alcanza con pensar diferente: es hacer diferente y convencer diferente. Muchos pensadores divergentes, ya de niños debieron enfrentarse a un sistema que los obligaba a conformar con la norma. Respecto de esto, Thoreau es severo:
"Si un hombre no sigue el ritmo de sus compañeros, tal vez sea porque escucha un tamborilero diferente. Que camine al ritmo de la música que escucha, por medida o lejos que sea".
Si bien muchos pensadores divergentes fueron así desde el inicio, es mucho lo que puede aprenderse de ellos, para sumar la divergencia a nuestro pensamiento diario.
Según un estudio publicado en Breakpoint & Beyond, si se le pregunta a un grupo de personas, ¿cuántos usos puedes darle a un clip de papel? La mayoría dirá unos 10. Los típicos: sujetar papeles, anzuelo, llavero, alambre, etc.
Un pensador divergente preguntará: ¿pero es el clip pequeño y de metal, o puede ser de 100 metros de alto y hecho de gomaespuma? En su pensamiento hay muy, muy pocas presunciones.
Para pensar divergente, debemos llevar al clip a los límites de la imaginación - un viaje que nos conectará con lo absurdo, lo impracticable, lo inteligente, lo innovador y todos los adjetivos que combinados producen algo nuevo.
Los acertijos de pensamiento lateral son extremadamente difíciles para algunas personas porque, justamente, asumen que todo es lógico y unívoco. Un clásico dice: “un hombre llega empujando su auto a un hotel, y se da cuenta que está en bancarrota”. Tras una serie de preguntas de sí o no, habrá que divergir necesariamente para llegar a la respuesta: es un auto de Monopoly.
Entonces, en resumen, para sumar divergencia a nuestro forma de pensar, necesitamos:
“No es fácil ser un pensador divergente en una sociedad conformista. Pero espinas y todo, los pensadores divergentes son los que provocan el cambio. Necesitamos sus ideas y su pasión, pero depende de nosotros el uso que hagamos de ellas. Los pensadores divergentes pueden darnos las claves del universo y las claves de la destrucción del mundo. Lo que se haga con cualquiera depende del status quo.”