A todos nos ha pasado: una noche estás reunido con tus amigos y comienzan a bromear con esa idea multimillonaria que nunca han hecho, pero que saben que sería un éxito. Lo sigues pensando y unos días después están hablando de asociarse para hacer realidad ese proyecto. Pero ¿podrías comprometerte para trabajar con estas personas durante años? Después de todo, una asociación de negocios es casi como casarse: no puedes darle el “si, acepto” a cualquier persona.

Aunque no hay cifras consolidadas, varias firmas consultoras y expertos sostienen que entre el 50% y el 70% de las sociedades se terminan en los primeros años.

Para el vicepresidente de mercadeo de NorthOne, Carter Grieve, algunas de las razones por las que esto ocurre pueden ser la falta de éxito del proyecto, las motivaciones distintas de los asociados y hasta la falta de compromiso de alguno de alguno.

Es entendible que las emociones de comenzar un nuevo proyecto con gente que admiramos y respetamos nos desborden, pero hay que tener cabeza fría antes de comenzar cualquier proyecto. Sobre todo si queremos conservar una relación amistosa con quienes queremos asociarnos.

Leslie Barber, la jefe de reclutamiento de pequeños negocios de la empresa Inuit, asegura que la comunicación (incluso en exceso) ha sido uno de sus secretos para sostener su asociación durante más de una década.

Con esto en mente y siguiendo un pequeño cuestionario que prepararon Rebecca Zucker, socia fundadora de Next Step Partners, una firma de desarrollo de liderazgo y Jonathan Becker, fundador de la firma encargada de crear asociaciones exitosas The Partnership Works, preparamos una serie de preguntas que todos quienes estén pensando en asociarse empresarialmente deberían responder antes de dar este paso.

¿Queremos las mismas cosas como sociedad y tenemos los mismos valores?

Para Steven Knight, fundador de Mosaic Home Services Ltd., los futuros socios deben establecer los valores, la visión, metas y estrategias de éxito. “La parte más retadora para muchos emprendedores es ser brutalmente honestos y vulnerables con su visión a largo plazo de la compañía, junto con los roles de los dueños en la operación del negocio”, sostiene.

Para Zucker y Becker esto también implica ser transparente con las esperanzas económicas y el compromiso que cada miembro tiene con la sociedad.


¿Cómo valoraremos el trabajo o cuáles son nuestras fortalezas y debilidades?

Esta pregunta apunta a revisar el valor que le damos, sobre todo, al trabajo de los otros socios en un proyecto. “Hay una tendencia natural a valorar las contribuciones propias más alto, por eso los asociados deben asumir que todas las contribuciones importan y que todos los miembros son dignos de ser socios”, afirman Zucker y Becker.

Esto también significa hablar explícitamente sobre las fortalezas y debilidades personales de cada asociado. Para Ismael Wrixen, de FE International, hacer esto permite entender cuáles pueden ser los cuellos de botella en la relación comercial y pensar proactivamente maneras para solucionarlos. “Hacer esto con antelación puede salvarles tiempo y estrés cuando el proyecto sea una realidad”.

¿Cómo manejaremos situaciones difíciles y el conflicto?

Muchas nuevas asociaciones deciden dividirse los derechos de toma de decisiones. Así, por ejemplo, si el problema se presenta en el área de diseño, la decisión la tomará un determinado asociado; y si el problema es del área comercial, la tomará otro. Estos y otros modelos funcionan, lo importante es que los socios prevean qué sucederá cuando aparezca una decisión difícil y arriesgada con la que no todos los socios estén de acuerdo.

“Quedarte fuera del área de tu socio reduce la complejidad y le permite a tu negocio escalar”, sostiene Brooke Evans, CFO Alliance.

¿Cuál es el plan?

¿Cuáles son los pasos que seguirán para lograr cumplir con la meta del proyecto? Ponerse de acuerdo en esta respuesta es clave para el futuro de la asociación. “Las buenas estrategias se reducen a tomar decisiones difíciles y decir no a las cosas que emocionan a algunos socios o que están atadas a estas”, explica Zucker y Becker.

Esto también implica responder algunas preguntas básicas sobre las finanzas de la asociación: ¿Cómo se asumirá eventualmente una deuda? ¿Los socios invertirán dinero personal en el proyecto? ¿El dinero que se genere se reinvertirá en el proyecto o se usará para pagar salario?

¿Cómo manejarán la desigualdad?

Aunque tengamos la intención siempre de que en las sociedades se contribuya “en partes iguales”, la dura realidad es que todas las asociaciones (incluso los matrimonios) tienen intrínsecamente un grado de desigualdad. Esto puede ser el tiempo del que disponen los socios o por las distintas maneras de trabajar que tiene cada persona.

Para los expertos, lo importante no es hacer todo por partes iguales, sino que el compromiso de todos los miembros con el proyecto sea idéntico. Por ejemplo, pueden establecer alguna compensación para quién aporte más económicamente o unos horarios de trabajo para tratar de minimizar estas inequidades.

¿Cómo se dará por terminada la sociedad?

No queremos ser pesimistas, pero así como se debe prever un plan de acción y las metas, también es importante prepararse para cuando las cosas salen mal. No es el fin del mundo y, como dijimos, las sociedades tienden a terminarse en sus primeros años de existencia.

Sin embargo, los finales pueden ser constructivos o terribles, dependiendo de cómo nos hayamos preparado para esto. “Siempre ten un plan de salida por escrito sobre cómo terminar una asociación incluso antes de que empiece”, recomienda Robert De Los Santos, de Sky High Party Rentals.

Esto implica determinar ¿quién se quedará con qué, qué sucede si solo uno o algunos socios quieren salirse, qué sucederá con la propiedad intelectual y con los activos y relaciones que esta persona ofreció a la asociación?

“Tener acuerdos claros puede ayudar a que las partes se separen de forma amigable cuando llegue el momento y prevenir dolores de cabeza, estrés y batallas legales prolongadas”, sostienen Zucker y Becker.

¿Están de acuerdo con dejar todos los acuerdos por escrito?

Para Shiloh Johnson, de ComplYant App Inc, lo primero que deberían hacer quienes quieran asociarse, antes que cualquier otra cosa, es firmar un acuerdo de asociación que establezca y deje claro quiénes participan, en qué cantidad y cuál es el tipo de sociedad que quieren tener.

Aunque la legalidad parezca enfriar las cosas, como si se tratara de un matrimonio, es importante que todas las partes tengan un sustento sobre su participación e intenciones con el proyecto. “Las personas tienden a operar bajo la presunción de que habrá lealtad en la relación y que las otras partes siempre tendrán los mejores intereses en sus corazones; y ese no es exactamente el caso”, sostiene Johnson.



Extra: ¿Necesitas fundamental y absolutamente un socio?

Si titubeas al responder esta pregunta, es posible que no debas asociarte. Así lo cree Jonathan Sparks, de Sparks Law, quien cree que hay muchas otras alternativas para trabajar en conjunto, sin necesidad de asociarse, que beneficie a todos “y te protege de que la relación no se desintegre”.

Los emprendedores necesitan tomar decisiones rápidas y las asociaciones ralentizan esto inmensamente. Además, es una relación que toma años construir (incluso si se conocen como amigos durante años). Si realmente necesitas asociarte, consíguete un abogado que haga un acuerdo de asociación empresarial”, sentencia.