*Contenido desarrollado en colaboración con Incluyeme.com
(Spoiler alert 🚨: si ya viste la última temporada de Sex Education, continúa leyendo. Sino, por favor omite los siguientes párrafos).
En la última temporada de Sex Education, transmitida por Netflix, hay una escena tan conmovedora como necesaria para abrir la discusión sobre la inclusión de personas con discapacidad. Isaac (interpretado por el actor George Robinson), un personaje con movilidad reducida que utiliza silla de ruedas, está en el campus de su college y se dirige a presentar un examen en el segundo piso del edificio. Sin embargo, por enésima vez el ascensor está dañado y esta vez decide no guardar silencio.
Junto a una amiga activa la alarma de incendios, obligando a todos los estudiantes a salir de los salones y establecen una jornada de protesta por la falta de inversión, interés y conocimiento de la institución frente a las necesidades de las personas con discapacidad.
(Fin del spoiler alert 🚨)
¿Qué tan incluyentes, diversas y accesibles son las organizaciones en las que trabajamos o estudiamos? Es momento de hacernos esta pregunta y de accionar estrategias para avanzar hacia una cultura que brinde igualdad de oportunidades laborales y de crecimiento a todas las personas. No solo porque es lo correcto, sino porque hacerlo trae consigo una larga lista de beneficios, en los cuales profundizaremos más adelante.
Antes, es fundamental que entendamos el contexto de la discapacidad y la inclusión laboral en nuestra región.
De acuerdo con la OMS, el 15% de la población mundial vive con algún tipo de discapacidad; en América Latina y el Caribe, puntualmente, se estima que son más de 85 millones de personas: una cifra equivalente a la población de Colombia y Perú juntas.
Pero ojo, cuando hablamos de discapacidad no podemos generalizar. Esta es una población diversa y heterogénea, con características, necesidades y contextos particulares. Lo que sí tienen en común es que se enfrentan a muchas barreras para acceder al estudio y/o trabajo formal.
De acuerdo con la Encuesta Latinoamericana sobre Discapacidad (ELADis), creada por Incluyeme.com en 2022, el 72,9% de las personas con discapacidad encuestadas en el marco de este estudio están desempleadas, y el 92,6% identificó que evidencian dificultades para conseguir empleo, y que la principal causa es su discapacidad.
La brecha se amplía aún más cuando integramos el factor de género, pues el 57% de las mujeres con discapacidad están inactivas, versus el 40% de los hombres.
El panorama se vuelve aún más preocupante al descubrir que las personas con discapacidad que sí tienen trabajo ganan entre 6% y 11% menos que las que no tienen discapacidad.
Estas cifras contrastan con la calidad del talento que se encuentra entre este grupo poblacional. De acuerdo con la encuesta, la mayoría de las personas con discapacidad en nuestra región tienen un nivel educativo alto o muy alto: el 88,5% cuenta con, mínimo, la secundaria completa. Además, ostentan muy buenos índices de experiencia laboral, pues el 36,3% tiene más de 10 años de experiencia; el 14%, más de 5 años; y el 19,7%, entre 2 y 5 años.
¿Qué pasa entonces?
Según Teresa Almeida, Behavioral Science Research Officer del London School of Economics, “los empleadores tienden a subestimar la productividad o la capacidad de trabajo de los empleados con discapacidad y a sobreestimar los costos de hacer adaptaciones laborales o ajustes razonables para reducir las desventajas de las personas con dicapacidad”. Es decir, la barrera principal para que haya un mercado laboral más incluyente es la falta de conocimiento, que permea las decisiones de buena parte de las organizaciones.
La inclusión es buena (para todas las personas)
Cuando hablamos de una cultura organizacional inclusiva no nos referimos solamente a la contratación de personas con discapacidad, implica ofrecerles igualdad de oportunidades para trabajar, tener éxito, ser compensadas justamente y avanzar en sus carreras. De acuerdo con el Employer Assistance and Resource Network on Disability Inclusion, las organizaciones inclusivas se caracterizan por cuatro factores principales:
- Son diversas, ya que cuentan con una fuerza de trabajo representativa, buscan activamente reconocer y reducir los sesgos en los procesos de selección y ascensos, y derriban posibles barreras para alcanzar oportunidades laborales al interior de la organización.
- Son equitativas porque garantizan un trato justo para sus colaboradores, ofrecen igualdad de oportunidades para el crecimiento profesional y promueven el acceso a servicios y apoyo en el lugar de trabajo .
- Son inclusivas al establecer espacios de escucha y feedback para las personas que trabajan y al cultivar una cultura segura a nivel físico y emocional.
- Son accesibles cuando diseñan instalaciones, programas y servicios que puedan ser utilizados plenamente y de forma segura por todas las personas, hacen actualizaciones permanentemente de las necesidades de sus equipos y tienen en cuenta a todas las personas interesadas a la hora de tomar decisiones.
Este tipo de organizaciones no solo ofrecen un ambiente y una cultura más sanos a sus colaboradores, también reciben múltiples beneficios. De acuerdo con Incluyeme.com, hay una mejora en la reputación corporativa, se promueve el trabajo en equipo, posibilita un compromiso mayor con los valores y abre la oportunidad a aprender a ser más inclusivos y a aceptar la diversidad.
Pero eso no es todo, el negocio se beneficia de forma medible y cuantitativa al contratar personas con discapacidad y ofrecerles una experiencia laboral inclusiva. Te lo explicamos:
- Sí hay un retorno de la inversión
Según Incluyeme.com, las empresas que emplean a personas con discapacidad pueden aumentar sus ingresos al acceder a nuevos mercados (los consumidores no solo quieren buenos productos y servicios, también tienen en cuenta el nivel de responsabilidad y compromiso de las organizaciones con causas y propósitos que impacten positivamente la sociedad), mejoras en la productividad a través de formas innovadoras de hacer negocios y al acceder a licitaciones públicas en algunos países.
Igualmente, estos negocios pueden reducir los costos de contratación y capacitación al aprovechar un pool de talento con altos niveles de educación, y aumentan los niveles de retención laboral.
- Es una gran oportunidad para la estrategia de marketing
Cuando hablamos de personas con discapacidad nos referimos a un mercado de billones de dólares, teniendo en cuenta no solamente a estos individuos sino a sus familias, que compran productos y servicios a las compañías que tienen en cuenta sus necesidades. Además, muchas personas (especialmente de las generaciones más jóvenes) están dispuestas a comprar y a ser fieles a marcas que apuestan por la diversidad.
- Potencializa los procesos de innovación
Los trabajadores y las trabajadoras con discapacidad traen consigo experiencias y conocimientos nuevos, que resultan ser un gran aporte para la creación de productos y servicios innovadores y con la capacidad de atraer a otro tipo de consumidor.
Y esto es solo un abrebocas. Cada país de nuestra región cuenta con leyes e iniciativas que buscan impulsar la contratación laboral de personas con discapacidad, y ni hablar de las mejoras que se pueden generar al interior de las organizaciones en materia de engagement, puntualidad, productividad y eficiencia al contratar personas que, por sus experiencias de vida, han aprendido a ser resilientes, a valorar y cuidar las oportunidades de crecimiento y a ir hacia adelante a pesar de las dificultades.
La educación y la información son las herramientas con las que las organizaciones del futuro podrán derribar los sesgos y las barreras que se interponen en su propósito de ser verdaderamente inclusivas. Organizaciones como Incluyeme.com las acompañan a dar los primeros pasos hacia el cambio.