Se estima que la humanidad ha hecho música desde hace 43.000 años. Desde entonces, la música nos inspira y nos une como sociedades; ayuda a fijar recuerdos de nuestro pasado, regula nuestras emociones y puede ayudarnos a estudiar. Pero, ¿podría una composición de Mozart hacernos más inteligentes? Así lo creyeron miles de personas a finales del siglo pasado.
Antes de que sigas leyendo, haz una breve pausa y escucha los primeros minutos de la siguiente sonata:
¿Sientes eso? Es tu cerebro ejercitándose y haciéndote más inteligente. O quizá no.
En 1997, Don Campell publicó el libro bestseller ‘El efecto Mozart: Aprovechar el poder de la música para sanar el cuerpo, fortalecer la mente y liberar el espíritu creativo’. En este, explicaba los supuestos beneficios milagrosos que traía escuchar la música de Mozart. El impacto del libro fue tal que, un año más tarde, el entonces gobernador del estado de Georgia, Zell Miller, presupuestó 100.000 dólares para repartir CDs con música clásica a todas las familias con bebés.
Si bien Campell popularizó el ‘efecto Mozart’, la primera persona que habló sobre los posibles impactos para el cerebro de escuchar a Mozart fue el otorrinolaringólogo francés Alfred Tomatis. En su libro ‘Pourquoi Mozart?’, de 1991, Tomatis da cuenta de los beneficios vistos en sus terapias cuando usó música del compositor austriaco.
Dos años después llegó la fama del ‘efecto Mozart’, con la publicación de la investigación ‘Music and spatial task performance’, liderada por la psicóloga Frances Rauscher. Allí se explicó que la exposición de 36 adultos a la ‘Sonata para dos pianos en re mayor K488’ de Mozart mejoraba su desempeño en pruebas espaciales y de formas abstractas.
En ningún momento los autores argumentaron que escuchar música de Mozart incrementase la capacidad cognitiva de alguien y, sobre todo, dejaron claro que estos efectos duraban, solamente, alrededor de 15 minutos. Esto, sin embargo, no impidió que la idea se volviera en un fenómeno comercial y una idea muy arraigada en nuestro imaginario colectivo.
¿Escuchar música puede hacerte más inteligente?
La respuesta rápida y dolorosa primero: no. Simplemente escuchar Mozart no aumentará tu capacidad cognitiva. Estudios subsecuentes a la investigación de Rauscher no han podido replicar sus resultados y solo algunos han mostrado algún aumento en el razonamiento espacial de las personas.
Ninguno ha demostrado una mejora a largo plazo en la inteligencia de niños o de adultos y tampoco se ha demostrado que tocar un instrumento mejore la cognición de los niños.
Pero ahora veamos el lado positivo: a pesar de que el ‘efecto Mozart’ no te haga “más inteligente”, escuchar música sí puede tener varios beneficios para tu salud física y mental.
Y descuida, no debes escuchar Mozart ni Beethoven ni Schubert para disfrutar de estos beneficios, pues se ha identificado que estos beneficios están relacionados con el goce que produce escuchar cierta música y los niveles de dopamina que libera nuestro cerebro.
“La clave es que debes disfrutar la música. Si odias a Mozart, no vas a encontrar un efecto Mozart. Si te gusta Pearl Jam, vas a tener un ‘efecto Pearl Jam’”, dijo a la NPR Francecs Rauscher, cuyo estudio fomentó el ‘efecto Mozart’.
Sabiendo esto, pon tu disco favorito y vamos a ejercitar el cerebro conociendo los beneficios reales que le trae escuchar música.
Escuchar música es bueno para tu mente
Varias investigaciones evidencian que escuchar música puede ayudarnos a desempeñar mejor distintas tareas, desde estudiar hasta a hacer mejor ejercicio.
- Te ayuda a estudiar y aprender mejor
De acuerdo con una investigación de 2012, los estudiantes que leyeron para una prueba escuchando música clásica, tuvieron mejores resultados en la evaluación sobre la lectura. Esto se complementa con un estudio de 2019 que sugiere que simplemente pensar en escuchar una canción que te gusta, ayuda a motivar el estudio.
También se ha evidenciado que tener un buen ánimo a la hora de aprender, facilita este proceso.
- Mejora tu memoria
Un experimento con 65 adultos mayores reveló que las personas que escucharon música durante un ejercicio de memoria a corto plazo, se desempeñaron mejor en una prueba que aquellos que habían estudiado en silencio o con ruido blanco. De acuerdo con los autores: “Dado que las emociones mejoran los procesos de memoria y la música evoca emociones fuertes, nuestros descubrimientos resaltan la posibilidad de que cualquier tipo de música de fondo pueda mejorar el desempeño de la memoria”.
También se han encontrado evidencias de que escuchar música retrasa las deficiencias cognitivas causadas por males como la enfermedad de Alzheimer.
- Ayuda a manejar tus emociones y ánimos
Desde el 2001 se conoce que la música no solo ayuda a cambiar nuestro estado de ánimo, sino que ayuda a regular las emociones. Un estudio de 2013, mostró que las personas que escuchaban música más animada, podían aumentar su sensación de felicidad en apenas dos semanas.
Además, se ha visto que los pacientes en rehabilitación luego de un infarto se sienten menos ansiosos tras una hora escuchando música. Algo similar ocurre con pacientes con enfermedades críticas.
- Ayuda a tratar síntomas de la depresión
Antes dijimos que los efectos de la música se notaban si era música que disfrutaras. Sin embargo, un estudio de 2017 demostró que escuchar música clásica combinada con jazz, tiene un efecto positivo en terapias con pacientes con depresión.
“Durante, pero principalmente luego de las intervenciones dirigidas con música, los efectos positivos se hicieron notorios. Estos incluían, principalmente, aspectos de la vida social (motivación aumentada para participar en la vida de nuevo)”, explican en la investigación.
Si lo tuyo definitivamente no es Mozart ni Thelonious Monk, tienes que saber que las sesiones con tambores también mostraron un efecto positivo en los pacientes.