En 2009, Usain Bolt recorrió 100 metros en 9.58 segundos. Corrió a 10 metros por segundo, o sea, 36 kilómetros por hora. El mundo entero vio la proeza del jamaiquino y pensó que la única explicación para que alguien fuera tan excepcionalmente bueno en algo era que Bolt tenía el talento innato para correr.
Pero el mundo entero se equivocó.
La idea de que hay personas que son innatamente talentosas para una habilidad, en lugar de personas que se han vuelto buenas en algo por medio de la práctica, ha acompañado a la sociedad desde hace siglos.
Carol Dweck es sicóloga y autora del libro ‘Mindset, la actitud del éxito’, en el que se pregunta: ¿Qué hace exitosa a una persona? De acuerdo con su investigación, la clave puede estar en lo que ella llama mentalidad fija (fixed mindset) o mentalidad de crecimiento (growth mindset).
Las mentalidades -o mindsets- son las concepciones que tienen las personas sobre sí mismas y que guían sus comportamientos y cómo asumen los retos. ¿Qué significa esto? Que, según cómo sea tu mentalidad, enfrentarás las situaciones de la vida de manera distinta.
De acuerdo con la propia Dweck: “En una mentalidad fija, los estudiantes creen que sus habilidades básicas, su inteligencia y sus talentos, son rasgos fijos. Ellos tienen una cierta cantidad de todo esto y eso es todo. Entonces, su objetivo se convierte en lucir listo todo el tiempo y nunca parecer tonto”.
Por otro lado: “En una mentalidad de crecimiento, los estudiantes entienden que sus talentos y habilidades pueden desarrollarse a través del escuerto, la buena educación y la persistencia. Ellos no necesariamente piensan que todo el mundo es igual o que cualquiera puede ser Einstein, pero sí creen que todos pueden ser más listo si lo trabajan”.
¿Mentalidad fija o mentalidad de crecimiento?
Como podrías suponer por lo que ha dicho Dweck, una mentalidad fija no es lo ideal para enfrentar distintas situaciones, principalmente, porque te harás la vida mucho más difícil.
Las personas con mentalidad fija ven los retos como barreras que los harán fracasar; y en los consejos y la retroalimentación, palabras vacías o ataques personales. Además, tienden a sentirse amenazados por el éxito de los demás y creen que esforzarse no sirve para nada.
En cambio, ¿sabes qué han tenido en común los humanos más talentosos en la historia? La habilidad de retarse a sí mismos, aprender de sus errores, practicar y mejorar.
“La pasión por retarte a ti mismo y seguirlo haciendo, incluso (o especialmente), cuando las cosas no están saliendo bien, es el sello de la mentalidad de crecimiento. Esta es la mentalidad que les permite a las personas florecer durante los momentos más desafiantes en sus vidas”, explica Dweck en su libro.
Pero, ¿estás obligado a tener una mentalidad sobre otra? Si has puesto atención a lo que hemos dicho, sabrás que no. Aún si crees que tienes una mentalidad fija y sientas que así es como eres irremediablemente, hay muchas acciones e ideas que puedes tener en cuenta para comenzar a cambiar. Y la ciencia está de nuestro lado para demostrarlo.
¿Qué puedes hacer para comenzar a actuar con mentalidad de crecimiento?
- Recuerda que la mentalidad fija es falsa, según la ciencia
Siempre nos han dicho que no se le pueden enseñar trucos nuevos a un perro viejo. Pero nada más falso. Estudios recientes en sicología y neurología han confirmado el fenómeno de la neuroplasticidad. Esto significa que nuestro sistema nervioso tiene la habilidad para responder a estímulos internos o externos reorganizando su estructura, funciones y conexiones. O sea que tu cerebro se adaptará, con el tiempo y la práctica, a casi cualquier actividad que quieras hacer.
Por eso, debes ignorar esa voz de la mentalidad fija que te dice que no puedes cambiar. Al contrario, como dijo el famoso filósofo griego Heráclito: ‘Lo único constante es el cambio’.
2. Rétate constantemente
El sicólogo sueco K. Anders Ericsson investigó qué era lo que hacía diferentes a los maestros en cualquier área del resto del mundo, y notó lo que él llamó ‘práctica deliberada’. Esta técnica implica esfuerzos considerables, específicos y sostenibles en hacer algo que la persona logra hacer bien o no puede hacer en absoluto.
“Necesitas retarte a ti mismo más allá de tus habilidades y nivel de comodidad. Esta disciplina es la clave para volverse un experto en cualquier área, incluyendo gerencia y liderazgo”, explica la investigación de Ericsson.
Así que ya sabes, concéntrate en mejorar constantemente lo que no sabes hacer para mejorar. No olvides que la práctica hace al maestro.
3. Piensa en los contratiempos como oportunidades y permítete fallar.
En el libro Mindset, Dweck sugiere que las personas excepcionales tienen algo en común: una habilidad para convertir los problemas de la vida en éxitos futuros.
Donde la mentalidad fija solo ve culpas y fracasos, la mentalidad de crecimiento ve el problema, entiende qué salió mal y sabe qué practicar (como dijimos arriba) para prevenir que vuelva a ocurrir. “En la mentalidad de crecimiento, fallar puede ser una experiencia dolorosa, pero eso no te define. Es un problema al que enfrentar, lidiar con él y aprender de él”, argumenta Dweck.
Por eso, un mantra que podrías tener siempre en mente es la famosa frase de Samuel Beckett: “Siempre lo intentas. Siempre fallas. No importa. Intenta de nuevo. Falla de nuevo. Falla mejor”.
4. No eres inteligente ni talentoso
Una de las razones por las que creemos que la habilidad es innata es por frases tan comunes como “qué listo eres”, “tienes un gran talento para esto”. Pero Dweck cree que esta es una manera fallida de cómo enseñamos sobre el talento y la habilidad a los niños.
“No hagas más eso, sino que celebra el proceso que siguen los niños: sigue su esfuerzo, estrategias, objetivo, perseverancia y su mejora. Este proceso de elogio crea niños que son resistentes y seguros”.
Para Dweck, todos los mentores deberían celebrar los intentos, y esto incluye a los cargos de gerencia y liderazgo sobre sus empleados. De hecho, en su investigación notó que premiar el esfuerzo sobre el resultado en un juego de matemáticas, mejoraba el desempeño de los participantes.
De hecho, en una encuesta a 143 investigadores de la creatividad, hubo un acuerdo generalizado sobre el principal ingrediente en los logros creativos: el mismo tipo de perseverancia y resistencia producida por la mentalidad de crecimiento.
5. No todavía
No la llamaron ‘mentalidad de crecimiento’ en vano. Por eso, que no puedas lograr algo en este momento, no quiere decir que no podrás hacerlo nunca. Carol Dweck sugiere comenzar a cultivar el valor del “no todavía” y del “aún”.
Las palabras ‘no todavía’ o ‘aún’ “les da a los niños mayor confianza, les da un camino para el futuro que crea mayor persistencia”, sostiene Dweck. “En un estudio, les enseñamos que cada vez que se esforzaban fuera de su zona de confort para aprender algo nuevo y diferente, las neuronas en sus cerebros podían formar conexiones nuevas y más fuertes y, con el tiempo, pueden volverse más inteligentes”.
Así, los estudiantes a los que no les enseñaron esta mentalidad de crecimiento, siguieron mostrando malos resultados en su escuela, pero a quienes les enseñaron esta lección, mostraron un rebote agudo en sus notas.
Así que, la próxima vez que no consigas algo, piensa en que no lo conseguiste… todavía.