Hace un tiempo en nuestro Linkedin publicamos la siguiente encuesta:
Es interesante observar que los resultados tuvieron una pareja distribución: no observamos opiniones muy polarizadas en ningún sentido. El segmento que más nos llamó la atención, sin embargo, fue el último: el que expresa con seguridad total que es irreemplazable por una IA.
Es fácil subestimar a la inteligencia artificial y sobreestimar la humana. Históricamente, la automatización fue pensada como un auxiliar muy eficiente de los problemas que los humanos quieren dejar de hacer: los repetitivos, lógicos y predecibles.
Pocos hubieran imaginado que en 2022 la inteligencia artificial ya estaría pisando el umbral de las tareas creativas, que no solo requieren inteligencia y lógica pura, sino capacidad de producir en espacios cuyos resultados se valoran subjetivamente. Cada vez incurren en terrenos más humanos y más difíciles de predecir.
Cualquiera que utilice hoy una herramienta de project management, por ejemplo, ya está automatizando procesos y como manager, quiérase o no, ha perdido algunas de sus funciones tradicionales. Sin embargo, esto es solo el comienzo.
Vamos con un ejemplo duro: iCEO.
iCEO es un proyecto de Devin Fidler, de Workable Futures Initiative, que desde hace años viene preguntándose:
¿qué tan alto es el cargo que puede ocupar una inteligencia artificial en una empresa?
iCEO es una IA capaz de construir “líneas de ensamblaje” virtuales, en las que divide el trabajo en partes y lo asigna a diferentes colaboradores a través de plataformas. Puede encargarse sola de la contratación de los recursos humanos necesarios para el proyecto conectándose con plataformas de freelancers como oDesk y Amazon MTurk.
Testearon la interfaz en un proyecto de investigación y redacción de un reporte exhaustivo para la compañía Fortune 50, y se obtuvieron resultados increíbles: algo que hubiera tomado meses de preparación, se terminó en semanas.
“Los impulsores del proyecto no tuvieron que hacer demasiado”, dice Fidler.
Todas las tareas de copywriting, proofreading, creación de imágenes, selección de artículos, fact checking y demás fueron realizadas por personas que iCEO contrató, dándoles más tiempo para ocuparse de las cuestiones indelegables.
iCEO fue un experimento exitoso, aunque Fidler insiste en que es aún rudimentario y que faltan años para que sea un modelo comercializable a nivel empresarial. Sin embargo, sea cual sea su destino, el insight es uno: cada día la automatización avanza un poquito sobre las funciones tradicionales de todos los puestos de trabajo, incluidos los del management.
Desprevenidos, quizás, cuanto más alto nos encontramos en el organigrama empresarial, más tarde creemos que la IA vendrá por nosotros. Pero cada vez será más difícil esconderse en el C-Level.
B12, una empresa de diseño web, utiliza un programa para coordinar a sus diseñadores, administradores de clientes y redactores; Gigster usa un sistema similar para crear software y sitios web; y la empresa de servicios comerciales como Superside tiene flujos de trabajo automatizados que asignan trabajos a su grupo de trabajadores independientes, y así sucesivamente.
No es el objetivo de este artículo anunciar la venida de un mundo apocalíptico estilo Yo, Robot: si bien no negamos que el avance de las IAs sobre funciones de alta complejidad humana tendrá enormes desafíos para funcionar correctamente, no podemos dormirnos al volante. La automatización es famosa por tomar a la gente de sorpresa, y los que se adaptan primero son los que mejor la aprovechan.
Por otro lado, el management humano tiene aún muchos kilómetros por recorrer. Recién hoy estamos empezando a comprender la importancia de factores como empatía, flexibilidad, vulnerabilidad y otros conceptos claves para construir los equipos del futuro, que mientras sigan siendo humanos, necesitarán humanos para crear los frameworks que funcionen.
Con cada avance que se publica a diario, nos podemos cuestionar cómo integrarnos a la tecnología y aprovechar su enorme potencial; ese que nos puede sacar de las manos las tareas que no nos requieren realmente, y darnos más tiempo libre para las complejas y desafiantes, que son las que convierten el futuro en presente.