La crisis de Tesla o el doble filo de la innovación
“No hay nada que odie más, pero hay que hacerlo”, fue lo que dijo Elon Musk, CEO de la empresa de autos inteligentes y eléctricos Tesla, luego de anunciar que la empresa prepara una reestructuración con la que reducirá en 10% a su personal, alrededor de 14.000 personas. La decisión es la muestra más evidente del mal momento que está pasando Tesla, la que parecía ser la empresa del mañana cuando nació hace más de dos décadas, pero que hoy tiene un futuro incierto.
Los problemas de Tesla no comenzaron en abril cuando anunció la reestructuración. Y tampoco terminaron allí. Su caída viene dándose desde 2021, cuando las acciones de la empresa rondaban los 400 dólares. Ahora, tres años después, su precio ronda los 180 dólares, una caída de su valor de más de la mitad.
De hecho, ya para enero de este año la empresa había perdido 80.000 millones de dólares en su valor en bolsa. Un par de meses después, en abril la empresa anunció una caída en sus ventas del 8.5% en el primer trimestre de 2024 con respecto al mismo periodo del año anterior. Esto implicó un desplome de sus beneficios del 55% y una pérdida en sus ingresos del 9%.
Por supuesto, sus accionistas no recibieron las cifras con agrado y, desde entonces, varios grupos comenzaron a vender o donar sus acciones. Y como si los ánimos con sus financiadores no estuvieran suficientemente caldeados, Elon Musk ha presionado a la junta directiva para que le reconozcan alrededor de 46.000 millones de dólares en un bono por haber cumplido una lista de metas establecidas en 2018.
El juego de tronos por Tesla
Grupos de accionistas habían comenzado a vender su participación en Tesla incluso antes de conocer los resultados trimestrales de la empresa. “Creemos que las acciones funcionan mejor cuando existen fundamentos de las empresas automotrices que justifican el precio de las acciones”, dijo John Belton de la empresa Gabelli Funds, que vendió todas sus acciones (casi 66.000) en el primer trimestre de 2024.
Como sugiere la declaración de Belton, la dirección de Tesla bajo Musk es parte central de los problemas que atraviesa la empresa para muchos accionistas. Ross Gerber, CEO de la firma Gerber Kawasaki Wealth & Investment Management, que era dueña de 500 mil acciones de Tesla, afirma que “durante el último año y medio, las búsquedas personales de Elon basadas en su forma de ver el mundo han superado los intereses de Tesla y sus accionistas”. Para el empresario “la historia ha terminado, es la mejor manera de decirlo”, sentenció luego de haber vendido cerca de 200 mil acciones.
Incluso, los accionistas han anunciado que no le pagarán a Musk un bono que acordó Tesla con el multimillonario en 2018, si lograba unas metas empresariales que el magnate alcanzó. Sin embargo, en febrero de 2024 una corte le dió la razón a los accionistas para no pagar este bono que, a valor de las acciones actuales de Tesla, ascendería a los 46.000 millones de dólares.
El expresidente del comité auditor de Tesla, Steve Westly, dijo en una entrevista, “Elon ha hecho un trabajo extraordinario. Ha construido una de las empresas más transformadoras de la época. Pero pedir un aumento salarial de 55.000 millones de dólares precisamente en el momento en que se han perdido las cifras trimestrales, el crecimiento se está desacelerando y se ha despedido al 15% de la fuerza laboral es, yo diría, arrogancia, por decir lo menos".
A pesar de la decisión de la corte, otra parte de los accionistas y de la junta están del lado del magnate en su reclamo.
Por ejemplo, la presidenta de la junta directiva de Tesla, Robyn Denholm, envió una carta a los accionistas de Tesla en la que explicaba que Musk no ha recibido un salario en 6 años y que “esto nos parece -y a muchos accionistas que ya he oído- algo fundamentalmente injusto e inconsistente con la voluntad de los accionistas que votaron a favor de esto”.
Sin embargo, la insistencia de Musk tendría como fin, más que otros cuantos millones de dólares para su fortuna, mayor control sobre Tesla. Ya desde enero, Musk ha venido exigiendo una revalorización de las acciones que lo deje con alrededor del 25% de estas. Según el empresario, muy poco para tener control total de la empresa, pero suficiente para que no lo puedan sacar.
Con más control de la empresa, Musk pretende enfocar a Tesla en la Inteligencia Artificial y alejarla de ser percibida solo como una fábrica de autos.
La autonomía no convence
“Somos una compañía de inteligencia artificial y robótica. Si alguien no cree que Tesla solucionará la autonomía, no deberían ser un inversionista en la empresa”, dijo Musk a sus inversores a comienzos de mayo.
Con “la autonomía”, Musk se refería al problema de los autos que se conducen solos y que le ha valido a la compañía varias demandas por publicidad engañosa a sabiendas de fallas que traían sus vehículos. A finales de 2023, un juzgado de Palm Beach encontró evidencia razonable de que su tecnología de autonomía era deficiente, lo cual provocó la muerte de una persona. Y no es el único caso.
Incluso, se ha reportado que el Departamento de Justicia de Estados Unidos está investigando si la empresa cometió fraude electrónico al engañar a sus clientes e inversores sobre las capacidades de autonomía de los vehículos.
La preocupación por la seguridad de estos vehículos que se conducen solos aumentó luego del anuncio del lanzamiento de una aplicación de ‘robotaxis’ que, como lo puedes adivinar, es un Uber pero sin conductores. El CEO anunció que el 8 de agosto mostraría esta nueva línea de vehículos.
La autonomía no es un problema exclusivo de Tesla. La startup de vehículos inteligentes financiada por Hyundai, Motional, reconoció en mayo de este año que su plan para comenzar a implementar una flota de taxis autónomos era “una meta del futuro, no del presente”.
En opinión del exbanquero y columnista de Bloomberg, Liam Denning, “aún no estamos listos para autos que de verdad sean autónomos. No solo en capacidad tecnológica, sino en términos de comportamiento, regulación e, incluso, infraestructura”.
Varios analistas de la empresa de inversión privada Wedbush evaluaron como positivo el anuncio de los ‘robotaxis’ hecho por Musk, pero reconocen que no esperan que esta tecnología esté disponible antes de 2030. Por eso, sostienen que el futuro de Tesla no debería estar atado a los vehículos autónomos. En su opinión, es crucial que Tesla pueda comenzar a vender un vehículo que cueste menos de 30.000 dólares en el próximo año y medio.
Aunque un reporte de Reuters aseguró que la empresa había desechado los planes para un auto de cerca de 25.000 dólares, el propio Musk dijo que esto era falso. Para Wedbush la crisis provocada por unos resultados financieros muy desfavorables y una crisis entre sus accionistas y junta directiva, sumado a la obsesión de Musk con la autonomía y su intención de hacer un vehículo más asequible, Musk está en un cruce de caminos en el que tiene la necesidad de “volver a ganar la confianza a los ojos de la calle”.