¿Chocas una y otra vez contra la misma piedra en tu aprendizaje diario? ¿Aparecen en tu camino situaciones que aparentan ser demasiado complejas para que las puedas resolver? ¿Tus estimaciones terminan siendo siempre incorrectas?
Si te ves en estas situaciones, no te preocupes. Mentes brillantes del pasado se han visto en exactamente las mismas situaciones que tú, y algunos de ellos han creado soluciones, las cuales hoy llevan su nombre. Sin más, te compartimos entonces la caja de herramientas del pensador, donde encontrarás navajas, mapas y más objetos interesantes que te ayudarán a salir de aprietos cognitivos.
La caja de herramientas del pensador
- El mapa de Lawrence
“El Mapa NO es el territorio”
En palabras de Shane Parrish:
“La mente crea mapas de la realidad para comprenderla, porque la única forma en que podemos procesar la complejidad de la realidad es a través de la abstracción. Pero con frecuencia no entendemos nuestros mapas o sus límites. De hecho, dependemos tanto de la abstracción que usamos un modelo incorrecto simplemente porque sentimos que cualquier modelo es preferible a ningún modelo. (Recordando a uno de los borrachos que buscan sus llaves bajo la farola porque “¡Ahí es donde está la luz!”)”.
Un ejemplo de mapa mal usado fue el que llevó a las tiendas JC Penney de “las favoritas de USA” a las favoritas de nadie. Ron Johnson, quien había liderado el diseño de las Apple Store, quiso darles a sus tiendas un giro en experiencia de consumidor muy similar a la de Apple. En sus manos tenía el mapa, pero lo aplicó a un territorio equivocado: sus clientes, ávidos de descuentos y ofertas, no podían ubicarse en estas nueva boutiques tan limpias y bien diseñadas, ni podían identificarse con sus productos tan trendy y cool, cuando siempre lo identificaron con prendas más básicas.
El resultado: caída de acciones a un dígito, de la que JC no se recupera al día de hoy.
Recuerda que las abstracciones tienen sus limitaciones - la vida real tiene más variables, subjetividades y relieves que ninguna simulación logra representar perfectamente hasta ahora.
La navaja de Occam (Occam’s Razor)
“La explicación más sencilla a un problema es preferible a la compleja”
Con la navaja de Occam podrás cortar con el exceso de teorización sobre un problema, y elegir la explicación que tenga el menor número de presunciones, la cual, la mayoría de las veces, será la correcta.
Según Farnam Street:
“Los científicos utilizan con frecuencia la navaja de Occam, en particular para cuestiones teóricas. Cuanto más simple es una hipótesis, más fácilmente puede probarse o falsearse. Una explicación compleja para un fenómeno involucra muchos factores que pueden ser difíciles de probar o generar problemas con la repetibilidad de un experimento”.
¿Qué puedes hacer con ella?
Simplificar variables cuando analices la solución a un problema: si dos soluciones parecen igualmente válidas, elige siempre la más sencilla de ejecutar. No significa que todo lo simple sea mejor: hay problemas que tienen una complejidad irreductible a algo sencillo, pero aún así, debes intentar llevar el problema a la mínima complejidad posible.
Navaja de Hanlon (Hanlon’s Razor)
Hanlon, el otro gran barbero de la lógica, nos dice que “no es atribuible a la malicia lo que puede ser atribuido a la estupidez”.
Cuando tengas un problema, usa esta navaja para cortar los pensamientos paranoicos de que hay un sistema conspirando contra ti. Ej. clásico: “El profe me odia”, “es todo culpa del capitalismo”, etc.
En vez de dejarte llevar por el pensamiento de que todos están en contra tuyo, lo que te enviará por un espiral descendiente de queja que no resolverá nada, considera:
Es mejor empatizar con tu entorno y darle el beneficio de la duda que creer que el mundo dispone de suficiente conspiración como para estar 100% dedicado a arruinarte a ti y a todos.
Falacia de McNamara
Este precipicio lógico consiste en tomar decisiones basadas solamente en datos, o las partes más cuantificables del problema.
El científico social Daniel Yankelovich lo explica tan bien que lo dejaremos hacerlo:
“El primer paso es medir todo lo que se pueda medir fácilmente. Hasta aquí vamos bien. El segundo paso es descartar lo que no se puede medir fácilmente o darle un valor cuantitativo arbitrario. Esto es artificial y engañoso. El tercer paso es suponer que lo que no se puede medir fácilmente en realidad no es importante. Esto es ceguera. El cuarto paso es decir que lo que no se puede medir fácilmente en realidad no existe: esto es suicidio.”
Esta falacia tiene un origen crudo, pero ilustrativo: En la guerra de Vietnam, el Secretario de Defensa Robert McNamara consideraba que cuantas más muertes se causaran en el ejército enemigo más probable sería la victoria. Gran parte de la organización del ejército fue alrededor de buscar este objetivo tan sencillamente numérico, por lo que subestimaron la capacidad del enemigo de pelear en guerrillas, su capacidad de resistencia, su valor y entrega.
Hoy todos sabemos cómo les fue con este tipo de razonamiento.
En un entorno empresarial que se precia de llamarse “data-driven”, no hay que olvidar que muchas de las variables del juego son muy difíciles de cuantificar, pero aún así siguen siendo igual o más importantes que las medibles.
No dejes de lado tu intuición sobre lo subjetivo a la hora de tomar decisiones: el mundo sigue siendo humano y mientras así sea, seguirá siendo un bonito caos impredecible.
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