En múltiples ocasiones, desde hace varios años y en diferentes ejes de mi vida, he escuchado frases como, “las personas no cambian”, “fíjate cómo es con su mamá y así será contigo”, “conoce a sus amigos y a su familia y conocerás cómo es él”, “si no dio resultados en ese puesto, no los va a dar en otro puesto”, “ni con toda la capacitación, vas a lograr que dé resultados diferentes”, entre otras. Es interesante, que hoy me doy cuenta que durante algunos años estos pensamientos han sido parte de mi manera de ver e interactuar en mi vida; por ejemplo, la manera en que he llegado a tomar decisiones, tanto laborales cómo decisiones personales. Algunas han sido con resultados exitosos, pero otras han sido con resultados que me hubieran gustado fueran diferente.
En este siglo en donde estamos a favor del cuestionamiento, estar abiertos a nuevas ideas, y ser testigos de cosas que ni siquiera imaginábamos, como es el avance tecnológico con tanta información respecto al desarrollo personal, me ha incitado a poder cuestionarme, y más, porque he tenido resultados no tan satisfactorios, ¿será que todavía siguen siendo válidos estos comentarios?, ¿Estas creencias siguen siendo parte de mi vida?.
Genuinamente, digamos que ya con algún conocimiento teórico y práctico hay una frase que confieso que, si cambió en mi mente; “las personas no cambian”. Así es, yo creo que las personas SÍ pueden cambiar; como seres humanos tenemos un poder increíble con el cual definimos el camino de nuestra vida a través de nuestras acciones; y es que contamos con el “Poder de Elegir”; elegir que queremos cambiar, como queremos ser. Qué fácil se escucha el escribir eso ¿no?, simplemente tenemos que conocernos, trabajar en esas creencias, juicios, hábitos que de manera inconsciente nos han habitado en nuestras vidas. Pero la respuesta nuevamente la digo, es que nosotros podemos elegir sí cambiar.
Rafael Echeverría, sociólogo fundador y presidente de Newfield Consulting, empresa de consultoría y formación gerencial, líder mundial en la formación de coaches empresariales, definió el modelo para la intervención del coaching ontológico llamado “OSAR”; en donde su principal apalancamiento está en conocer y entender el “OBSERVADOR” que somos. Conocer ese ser humano que a través de sus sistemas (familia, escuela, trabajo, sociedad, etc.) aprendió los hábitos, juicios, interpretaciones con los cuales le hace uno sentido a su forma de entender la vida y por lo tanto la toma de decisiones. Así que, si queremos tener un cambio profundo, lo que tenemos que hacer es ampliar la forma en cómo interpretamos el mundo, es decir, entender los juicios, los hábitos, nuestras creencias y cuestionarnos si son parte de la persona que queremos ser.
De años atrás, hemos escuchado hablar de muchos psicólogos que nos hablan de los modelos de cómo aprendemos; considerando alguno de ellos como Iván Pávlov y Frederic Skinner los cuales sus teorías del aprendizaje estaban enfocados al condicionamiento clásico y condicionamiento operante, en donde, en términos generales, explican cómo uno va aprendiendo ciertas conductas a través de estímulos y refuerzos. Consciente o inconscientemente desde pequeños esto ha sido la manera en que hemos aprendido y hemos adaptado nuestros primeros hábitos y juicios con los cuales estamos interactuando. Estas teorías con los años continúan siendo válidas, probablemente con algunos ajustes que se van haciendo las nuevas tendencias en el conocimiento.
Charles Dunhigg autor del libro “The power of habit”, comentaba que el 40% de las acciones que llevamos a cabo durante nuestro día, son hábitos que realizamos de manera inconsciente. Esta es una decisión que se hace a nivel neurológico, en donde nuestro cerebro busca formas de ahorrar esfuerzos durante el día. En la mayoría de las ocasiones ni siquiera recordamos la experiencia que nos hizo crear nuestros hábitos, pero como vivimos de manera tan inconsciente, simplemente se vuelve parte de nuestra rutina.
Charles Dunhigg se enfoca en un modelo nombrado de “Habit Loop” en donde te habla de tres factores que se complementan para crear el hábito: El CUE “trigger”, la rutina y el reconocimiento. Es decir, los hábitos están en un ciclo, en donde tenemos un activador - trigger, este es el que nos lleva a realizar una acción o rutina y la cual se refuerza con reconocimiento. Probablemente estos reconocimientos habitan en una emoción positiva y por lo tanto tendemos a repetirla porque nos hace sentir bien. Lo que nos dice Charles es que podemos cambiar la acción si tenemos identificado ese reconocimiento que se nos activa, y por lo tanto poder cambiar la acción logrando un reconocimiento similar.
Por eso es que hoy creo que las personas pueden cambiar solo si se encuentran en un proceso profundo de entendimiento de porqué somos quien somos y de dónde viene eso que creemos que somos. “Soltar una forma habitual de ser no es fácil. Es más, por lo general solemos tener razones muy elaboradas para justificarlas” es una de las frases que Rafael nos comparte, y en mi opinión, allí es donde está el poder del cambio, el poder escuchar esas voces y conversaciones internas que tenemos.
En todos los estudios y teorías que hoy se hacen del desarrollo personal, existe un patrón que tienen en común y es que están basados en la introspección, el conocimiento de uno mismo a través del cuestionamiento, el entendimiento de nosotros mismos para poder hacer cambios interiores y que esto nos permita ser mucho más efectivos, productivos, felices, tanto en el trabajo, como en nuestra vida personal. Como seres humanos tenemos el poder de elegir hacer un cambio; y si no elegimos hacerlo, los resultados seguirán siendo los mismos, y por lo tanto creo que si no hacemos esto, es cuando se puede concluir que “la gente no cambia”.