“El que conoce a otros es sabio; el que se conoce a sí mismo está iluminado”, Lao Tsu.
Por siglos la humanidad se ha preguntado cómo alcanzar el conocimiento interior y aunque existen muchas respuestas, hay una que no se menciona lo suficiente: a través de los demás.
Quienes nos rodean pueden ver características en nosotros que desconocemos y a las que difícilmente podremos acceder. Esta “ceguera” genera sesgos en nuestro comportamiento, y a estos se les llama en el mundo de la psicología ‘blind spots’.
Todos tenemos puntos ciegos y es prácticamente imposible eliminarlos; sin embargo, sí podemos reducir su tamaño. Empecemos por aceptar una simple verdad: creemos que nos conocemos a nosotros mismos mucho mejor de lo que realmente lo hacemos.
Para el consultor Gustavo Razetti, experto en cultura y trabajo en equipo, “en el fondo, es posible que te niegues a reconocer lo que no te gusta -pero que conoces- acerca de ti mismo”. Es decir, hay una parte de nosotros que sabe que existen esos puntos ciegos y cuáles son, pero reconocerlos no es una tarea fácil. Por eso es importante que seamos vulnerables y humildes en el proceso de conocernos.
¿Cómo se manifiestan los blind spots?
Desde una perspectiva científica, los puntos ciegos se originan por las hormonas de recompensa que libera nuestro cuerpo cuando nos sentimos bien. Un ejemplo con el que todos nos podemos sentir identificados ocurre durante las conversaciones.
Cuando nos expresamos nuestro cuerpo libera un alto nivel de hormonas de recompensa: entre más hablamos, mejor nos sentimos. Esto hace que inconscientemente busquemos acceder nuevamente a esa sensación y por eso cuando estamos en una junta ansiamos exponer nuestro punto de vista aunque esto implique interrumpir a otra persona, no cederle la palabra y, por consiguiente, no escucharla.
“Y mientras nosotros nos sentimos muy estimulados, la otra persona puede sentirse minimizada, aislada y rechazada, lo que genera que su organismo libere los mismos neuroquímicos que se producen cuando se siente dolor físico”, explica Judith E. Glaser, antropóloga organizacional y experta en inteligencia conversacional.
Por supuesto, normalmente todo esto ocurre sin que nos demos cuenta y por eso es un punto ciego del que es muy importante hacer conciencia. La próxima vez que estemos en una reunión con nuestro equipo de trabajo y nos demos cuenta de que estamos hablando mucho, sin escuchar a los demás, hagamos una pausa para hacer preguntas, ceder el palco y poner el reflector sobre alguien más. De esta forma veremos que empiezan a ocurrir cambios.
Estos blind spots pueden ocurrir en un sinfín de situaciones y pueden tener diferentes orígenes. A continuación veremos los 4 tipos más comunes.
4 tipos de blind spots
- Ceguera del conocimiento. Es uno de los sesgos cognitivos más frecuentes: cuando alguien con una baja habilidad sufre de una ilusión de superioridad; es decir, padecemos de incapacidad para evaluar nuestras competencias de una forma objetiva. También está vinculada con el efecto Dunning-Kruger, que indica que las personas, por su falta de conocimiento, pueden sobreestimar sus competencias o, en el caso de quienes tienen altas habilidades, subestimarlas.
- Ceguera de creencias. Conocido también como sesgo de confirmación, implica que nuestro cerebro registra mayoritariamente información y evidencia que respalda nuestras creencias personales.
- Ceguera emocional. En muchas ocasiones, cómo nos sentimos puede nublar nuestra percepción. Por ejemplo, si estamos enojados con alguien es difícil que reconozcamos sus virtudes con facilidad. Recuerda que las emociones son direcciones no destinos.
- Ceguera de pensamientos. Al igual que las emociones, si permitimos que nuestros pensamientos tomen las riendas de nuestro comportamiento y decisiones, podemos caer en un punto ciego, pues hay riesgo de que pensemos que tenemos la razón todo el tiempo o, por el contrario, que nos consideremos inferiores a los demás.
Ventana de Johari: conquistando tus puntos ciegos.
Hay dos formas de reconocer tus puntos ciegos: a través del autodescubrimiento y del feedback externo. Los psicólogos estadounidenses Joseph Luft y Harry Ingham desarrollaron un framework llamado la Ventana de Johari, considerada una de las herramientas más eficaces para profundizar en la relación que tenemos con nosotros mismos y con los demás.
Por eso, es ampliamente utilizado en el coaching empresarial y de grupos (además, es muy fácil de implementar). Veamos el diagrama:
Te invitamos a ver el siguiente video para conocer cómo puedes aplicar el ejercicio de la Ventana de Johari:
Analicemos cada uno de los componentes de la herramienta:
- Arena: estos son los rasgos y comportamientos que todos conocen sobre ti. Por ejemplo, si eres una persona a la que le encanta aprender, leer, investigar y estudiar, y compartes con quienes te rodean esta pasión, ese sería un punto para agregar aquí.
- Máscara: aspectos de ti mismo que conoces pero que probablemente no quieras que otros conozcan porque expresarlo puede implicar enfrentarte a un miedo, sentirte vulnerable o porque no te sientes en confianza para hacerlo.
En el trabajo esto ocurre con bastante frecuencia: cuando no compartimos con el equipo que no tenemos el conocimiento necesario para desarrollar alguna tarea o cuando sentimos miedo o inseguridad de tomar una decisión. Sin embargo, para resguardar nuestra apariencia nos quedamos callados. - Blind spot: lo que otros perciben sobre ti, pero que tú no conoces. Y es muy importante aclarar que pueden ser rasgos tanto negativos como positivos. Supongamos que a lo largo de tu vida has creído que eres una persona bastante extrovertida, amigable y cercana, pero tal vez la percepción de los demás es que eres tímidx o muy serix.
- Inconsciente: como su nombre lo indica, es información a la que nadie tiene acceso. Para descubrirla se requiere de un proceso de autoanálisis, o bien, el apoyo de un profesional a través de terapia.
Y aquí es importante aclarar que si bien en el framework los cuatro cuadrantes tienen el mismo tamaño, cuando desarrollemos el ejercicio nos daremos cuenta de que la extensión de cada uno es distinta y depende de la cantidad de información que se incluye en estos. Va a depender de qué tanto compartes con otros, de cuánto te conocen los demás y de cuánto te conoces a ti mismo.
Lo ideal, por supuesto, es que el cuadrante de ‘Arena’ sea cada vez más grande. Lograrlo implica que la sección de la ‘Máscara’ se vaya haciendo cada vez más pequeña al compartir más información sobre ti mismo con los demás; también influye mucho que cada vez más vayas develando aquello que se encuentra en el inconsciente y que hagas más conciencia de lo que se encuentra en ‘Blind spots’.
***
Ahora que reconoces la importancia de las relaciones interpersonales para tu proceso de autoconocimiento, ¿estás dispuestx a recibir feedback? ¿te animarías a hacer el ejercicio de la Ventana de Johari con tus compañeros, amigos o familiares?, ¿qué te detiene de incrementar tu grado de conciencia?