Empecemos sin adornos. En pocas palabras, el Principio de la Pirámide es una técnica estructurada y organizada para exponer ideas de manera lógica y clara.
Comenzamos así porque, muchas veces, la comunicación se entiende como la exposición de un sinfín de evidencias e ideas para presentar una conclusión o tema central después. Pero aunque parezca una manera ordenada de establecer argumentos, no es la más efectiva. De acuerdo con Barbara Minto, experta en comunicación ejecutiva, una mejor manera para comunicar ideas efectivamente es hacerlo sin nada de adornos, expresar la idea principal y, luego, los análisis y las evidencias que la sostienen. Esto es estructurar nuestras ideas pensando en una pirámide.
Minto es autora del libro ‘The Pyramid Principle: Logic in Writing and Thinking’, una "biblia" en el mundo de la comunicación empresarial desde que se publicó hace más de cuatro décadas. En este sostiene que, en lugar de extendernos estableciendo los antecedentes y análisis de una situación, para luego de muchas palabras brindarle la conclusión al lector, el Principio de la Pirámide propone lo contrario: responder el ‘Y qué’ lo más pronto posible.
Según James Raybould, vicepresidente de la empresa de inteligencia artificial General Turing, los ‘Y qué’ son las dudas y respuestas necesarias que buscan las personas que están leyendo o escuchando a una persona. A estos ‘Y qué’ también se les llama La Respuesta y, una vez hayamos establecido una escena con nuestra audiencia, debemos llegar al punto principal, a La Respuesta, lo más pronto posible.
“Como una pirámide, nuestra respuesta principal se basa en argumentos lógicos que la sostienen. Y estos están basados en datos que los respaldan. No solo es más fácil y mejor para nosotros estructurar nuestra comunicación así, sino más importante; también es más sencillo y mejor para nuestra audiencia”, sostiene Raybould.
¿De qué se trata esta técnica?
Una manera de entender el Principio de la Pirámide es pensarlo como un proceso de dos partes:
- Primera: Construcción de sentido y síntesis de abajo hacia arriba.
- Segunda: Comunicar de arriba hacia abajo.
Revisemos qué implica cada una de estas partes.
Primera parte: ¿Por qué una pirámide y por qué de tres pisos?
Según explican desde el portal Strategy U, la pirámide sirve como representación visual del orden y la jerarquía de las ideas, y establece un marco para reflexionar sobre cómo encaja toda la información para formar un argumento robusto.
- Nivel bajo: Aquí se encuentran la información, los datos y resultados de análisis, encuestas, estudios y más.
- Nivel medio: Acá van los argumentos sintetizados o las partes más relevantes de un conjunto de argumentos. Estos deben estar soportados en las evidencias encontradas en el nivel bajo.
- Nivel alto: El mensaje principal de todo lo que se ha analizado. La “historia” principal que contarás y el resultado casi irrefutable de una cadena lógica de argumentos y sus evidencias.
Esto se ve de la siguiente forma:
Si bien este principio funciona tanto para escribir como para estructurar mejor nuestras ideas en distintos escenarios, también tiene una aplicación para las organizaciones. De cualquier manera, una vez entendido por qué se representa como una pirámide, el primer paso es definir el problema a analizar y establecer hipótesis.
- Recolectar evidencia
Con estos niveles claros, el siguiente paso es recolectar la información que servirá como base de la pirámide de nuestros argumentos.
“La investigación inicial es un ‘chequeo de realidad’ sobre la definición del problema y las hipótesis. Querrás hacer revisiones rápidas de información pública, expertos y más estudios en Internet para asegurarte de que vas en la dirección correcta”, explican en StrategyU.
En este punto deberías identificar si los datos y la información comienza a confirmar o falsear alguna de las hipótesis planteadas, por lo que es un buen punto para abandonar algunas antes de profundizar más.
- Elimina información irrelevante y comienza a agrupar
La investigación previa debe dar pistas sobre los puntos centrales de un tema. La idea es comenzar a reunir la evidencia en grupos que sustenten estos puntos. Para esto es necesario comenzar a eliminar el exceso de información y no sumar mucha más.
Además, también es recomendable establecer un órden lógico para estos grupos, agrupando las ideas que contengan el mismo nivel de importancia y sigan la misma estructura lógica, como por ejemplo un orden temporal, estructural o de jerarquía.
Esto puede ser difícil para algunas personas, sobre todo para quienes invirtieron esfuerzo y tiempo en recopilar mucha información.
- Identifica ‘La revelación’
Con la información en grupos, lo siguiente es marcarlos con un nombre o descripción corta que los resuman.
No te preocupes por escribir el mensaje a la perfección en este punto. La principal preocupación es comenzar a ver las ideas centrales que surgen de tu investigación.
Al observar estas ideas es normal comenzar a entender cuál será la principal conclusión: ‘la revelación’. El argumento central que saldrá como síntesis de la información agrupada, bien sea de manera deductiva o inductiva.
Segunda parte: ahora que sabes La Respuesta, comunícala de arriba a abajo
El último paso de la primera parte de la técnica es el punto de partida para la segunda. Como ya dijimos, una vez has encontrado el argumento principal (La Respuesta) de lo que quieres comunicar, debes decirlo al comienzo. Vale tener en cuenta que, según se ha investigado, el cerebro solo puede retener entre 3 y 4 “trozos” de información a la vez.
“La razón para hacer esto es que las personas no retienen tanta nueva información como creemos. También estamos en desventaja al conocer a profundidad nuestros argumentos y subestimamos lo difícil que puede ser este nuevo contenido para algunas personas”, explican en Strategy U.
Para Raybould, otra manera de entender esta aproximación a la comunicación es el marco “Situación-complicación-pregunta y resolución”, también conocido como el SCQA por sus siglas en inglés.
Al pensar en un discurso o una presentación, este marco recomienda estructurar pensando en estos cuatro puntos en orden:
- Primero se presenta el contexto de la información que darás.
- Luego el problema, la complicación a resolver.
- Conocer el problema debe fomentar que surja un dilema, una pregunta, frente a lo planteado.
- Con esto, se puede presentar el punto principal o La Respuesta encontrada con el Principio de la Pirámide.
De hecho, el marco SCQA también está basado en el Principio de la Pirámide. Por eso vale la pena insistir que esta técnica se basa en una pirámide, porque cada argumento o ‘revelación’ debe ser la síntesis de los elementos bajo esta.
Como explica la creadora de la técnica, Barbara Minto: “El punto de arriba debe ser una síntesis de aquellos abajo, porque se derivan de estos. No puedes derivar una idea de un grupo a menos de que las ideas de este grupo sean similares lógicamente y su orden también lo sea”.
De prisa, pero no inmediato
Comunicar el punto central de forma concisa no implica saltar a una conclusión o a un llamado a la acción con pocos argumentos. Las introducciones son necesarias, sobre todo para recordarle al lector aspectos que es posible que ya conozca.
Pero una vez establecidos los antecedentes, James Raybould sugiere pasar a La Respuesta. “En general, es mejor ir directo a La Respuesta a menos de que A): el lector vaya a odiarla instintivamente; o B): que sea un tema complejo. En estos raros casos, puede tener más sentido construir un razonamiento, un paso a la vez, y revelar La Respuesta al final”.
Esto es apenas una introducción a este principio para estructurar ideas y comunicarlas. A modo de conclusión, recuerda algunos consejos:
1) Comunicar de arriba a abajo.
2) Piensa en el contexto para comenzar un argumento.
3) Trata de establecer un orden cronológico en la introducción.
4) Piensa en tu público y no llegues a confrontar ideas demasiado arraigadas.