¿Cómo convertirte en un emprendedor-innovador basado en el pensamiento de sistemas?
Por Paulo César Ramírez Silva, mentor de Emprendimiento en Collective
Advertencias e Introducción
Advertencia No. 1: Este NO es artículo con respuestas, sino uno lleno de preguntas. Preguntas profundas pero entretenidas, que pueden cuestionar tus paradigmas más arraigados.
Advertencia No. 2: Este NO es un artículo basado en ciencia ni en estadística. No trata de aquellas cosas demostradas que sirven ni que se recomiendan para la mayoría. ¿Cuándo has visto que alguien sea diferente y único siguiendo lo que hace la mayoría? ¿Cuándo has visto que alguien logre los resultados más sobresalientes siguiendo las reglas y lo que “los expertos” recomiendan? ¿Cuándo has visto que alguien haga historia sin tomar los más grandes riesgos ni aceptar vivir la mayor incertidumbre para su futuro?... ¿Ves? ¡Ya comenzaron las preguntas!
El título dice “Emprendedor”. Sí, pero primeramente necesitamos alinear terminología, para saber que hablamos de lo mismo. Tanto por diccionario como por el origen de la palabra, emprender tiene que ver con establecer una meta que implica cierto riesgo o dificultad, y hacer lo necesario para lograrla. Sí, puede estar enfocada en emprender negocios, proyectos, obras, y también tiene que ver con orquestar recursos, planear, tomar decisiones, etc. Finalmente, un emprendedor es alguien que dice: “Voy para allá”, y luego hace lo necesario para llegar a donde dice que quiere llegar.
Ahora, ¿eres un emprendedor? Es decir, ¿tienes metas y estás dispuesto hacer lo necesario para lograrlas?
Yo diría que sí, pero tú te conoces mejor 😉.
Lo que realmente importa
Como seres humanos que somos, estamos aquí durante un tiempo y ya. ¡Bye! Sorry, pero, aunque los esfuerzos de la ciencia buscan extender cada vez más la expectativa de vida e incluso vencer a la muerte, ganarle a la entropía y a las leyes de la física es una misión prácticamente imposible. Quienes estamos ahora vivos tenemos el tiempo contado. Las personas más longevas han superado los 120 años de vida, y ojo, ¡sin necesidad de ninguna tecnología avanzada!
Decía mi asesor financiero en una incubadora de empresas por allá en 2004: “Hay dos cosas seguras en esta vida: los impuestos, y la muerte.”
Tic, toc, tic, toc, tic, toc…
Bien, si eres completamente consciente de que tienes el tiempo contado, ¿es hora de comenzar a ponernos a trabajar en establecer metas, diseñar súper planes y acciones para lograrlas? Mmmm… veamos.
Hay un gran problema que tenemos todos o casi todos en la juventud, particularmente en nuestros 20s, cuando comienza nuestra etapa de vida profesional: que no importa lo que comamos, cuánto durmamos, o a cuánto nivel de estrés estemos sometidos, porque... ¡parece que aguantamos de todo! Si sumamos a esto el hecho de que demostramos mantenernos sanos, fuertes, enfocados y exitosos, tendemos a creer que todo lo podemos, y algunos locos buscan todavía exigirse más (los he visto, y a veces también en el espejo).
En realidad, el cuerpo tiene sus límites, y la mente también. Detrás de esas historias románticas y motivadoras de grandes logros también existen un sinfín de casos donde quienes no lograron sus metas terminaron no solamente sin éxito profesional, sino quebrados, endeudados, enfermos (algunos de gravedad o incluso con infartos letales), sin amistades, y con enfermedades emocionales graves. Animarse a tomar grandes riesgos en la vida y metas ambiciosas en general no es una buena idea ni para la salud física ni emocional, ni para la pareja, ni para la familia, ni para las amistades.
Te invito a que analices los casos de las personas más longevas y sanas en la historia de la humanidad: ¿pertenecen al grupo de los emprendedores e innovadores más reconocidos? ¿Tomaron los más grandes riesgos con tal de conseguir sus ambiciosas metas? ¿Hicieron una carrera profesional trabajando para un corporativo o startup con una cultura hiper competitiva?
Es más, ¿han contado con apps de salud, monitoreo de sus signos vitales, apps de productividad y colaboración, y seguían las más famosas dietas? ¿Vivían o viven en grandes ciudades?
Ya te dije, yo no te voy a dar ninguna respuesta. Si realmente te interesa, te corresponde a ti buscar las respuestas a las preguntas.
Yo ya estoy a punto de cumplir 44 años, y me ha tocado vivir y ver de todo, pero soy consciente de que apenas voy a menos de media vida. Sin ahondar mucho en ello, en mi caso particular ya he quebrado un par de veces y me he levantado, he estado a punto de divorciarme, he estado endeudado sin certidumbre de poder pagar, en deportes me la he partido sabroso (he tenido lesiones graves) y he sanado, he tomado grandes riesgos de todo tipo, me han dicho multitud de ocasiones que no se puede y no he hecho caso. He buscado mis límites y sí, los he encontrado, aprendiendo en el proceso. Con todo esto, me mantengo en gran estado de salud física y mental (top percentil de mi grupo de edad), con un matrimonio feliz de 18 años, una familia cercana y grandes amistades. La pandemia ha sido mi etapa más sana en muchos años. En fin, tengo historias para contar, pero para otras ocasiones…
Por ello mi interés en compartir algo de la experiencia que me ha tocado vivir y observar.
Regresemos a la pregunta sobre el tiempo contado que tenemos: ¿Qué quieres hacer mientras estás aquí? y luego: ¿Qué tienes qué hacer para lograr estar aquí el tiempo que dices que quieres estar aquí? ¿Tendrías que poner cuidado a tu salud física y mental?
Hace algunos años en una Ted Talk escuché estas reflexiones que me dejaron pensando:
- “¿Que cómo quiero ser recordado?” más bien mi pregunta es: “¿Para qué ser recordado?”
- ¿De qué sirve convertirse en el siguiente ser humano más exitoso, famoso, reconocido y adinerado del cementerio?
- ¿Quién en su lecho de muerte ha reflexionado: “¡Hubiera pasado más tiempo en la oficina y/o trabajando!”, “¡Hubiera podido acumular más reconocimientos, o dinero!”, etc.
Sobre este último punto, tú puedes hacerte una buena pregunta: ¿Qué crees que pasará por tu mente sabiendo que estás a punto de dejar este mundo? ¿Qué cosas son las que tendrías presentes? Digo tener presentes porque creo que somos conscientes de que no nos llevaremos nada. NADA.
Finalmente, sobre esta primera parte, te invito a reflexionar sobre las siguientes preguntas, para que esta lectura sea del mayor valor:
- ¿Para qué estás aquí (en esta vida)? (Propósito)
- ¿Cuánto tiempo esperas vivir y con qué calidad de vida? (Caminar, correr, bailar, comer, ser autosuficiente, etc.)
- ¿Qué tendrías qué hacer para lograrlo?
- ¿Qué te gustaría hacer mientras estás aquí?
- ¿Cómo te tendrías que preparar para lograrlo?
- ¿Cómo puedes comenzar HOY a prepararte para lograr ese propósito, llegando a vivir esos años con la calidad que deseas, haciendo lo que quieres hacer?
OJO: Si no respondes a la última pregunta ya no continúes. No tiene caso. En serio.
¡Ándale! Responde a las preguntas antes de continuar…
Prioridades de vida
Tal vez lo notaste: el tener un propósito claro y una visión a futuro son EL insumo clave para la toma de decisiones a nivel personal. Un ejemplo: quien no encuentra a su “pareja ideal” no es porque no exista, sino porque seguramente en el fondo no sabe bien ni qué quiere, y por ende nadie le termina de convencer. En alguna ocasión un amigo tenía problemas fuertes con su novia y nos estaba pidiendo consejo a mi esposa y a mí. Mi consejo fue simple: “Si la quieres, es decir, si REALMENTE la quieres, no te hagas wey. Y si NO la quieres, no te hagas wey”. Es simple.
Cuando realmente no sabes qué quieres, puedes poner todos los pretextos habidos y por haber. Por otro lado, cuando sí sabes qué quieres, tomas decisiones rápidas, determinantes y efectivas, que te acercan a tu propósito y visión.
Ahora, otro insumo clave para la toma de decisiones es tener claras nuestras prioridades de vida, ya que en algún momento ocurrirá una situación o varias situaciones que las pongan a prueba, y quien no esté listo sufrirá, se estresará, se angustiará, se enfermará y no será feliz, independientemente tome la decisión que tome.
Es como el padre que dice trabajar muy duro por y para su familia. Sin embargo, cuando está trabajando está pensando en su familia, y cuando está en casa está pensando en el trabajo. En el trabajo está angustiado cuando se pierde eventos importantes de sus hijos, y cuando está con sus hijos está angustiado si tiene pendientes importantes de trabajo por atender. Pasa el tiempo y tanto el cuerpo como la mente cobran la factura de no haber atendido adecuadamente nuestras incongruencias.
Sí, el cuerpo y la mente cobran facturas, y generalmente no son baratas. ¿Has visto algún caso de cómo el cuerpo y la mente cobran facturas cuando no se resuelven estos asuntos a tiempo?
Para identificar tus prioridades puedes hacer un ejercicio simple, preguntándote: ¿Qué es lo verdaderamente importante para mí? Te invito a que hagas una lista de las 5 o 7 cosas más importantes para ti. Pueden ser personas, proyectos, valores, metas, etc. Es cualquier asunto que compite en tiempo y recursos con otras prioridades. Por ejemplo, una persona (pareja) puede competir con un proyecto importante, y en algún momento tendrías que tomar una prioridad.
OJO: Tener una prioridad NO significa que lo demás no sea importante. Solamente implica reconocer que, para lograr lo que buscas, viviendo los años que buscas vivir, con la calidad de vida que buscas tener, haciendo lo que quieres hacer, el orden de tus prioridades es A, B, C.
Sí, es cierto, las prioridades se pueden ajustar en ventanas de tiempo. Lo importante es mantener la congruencia entre tu propósito, visión y prioridades.
¡Ándale! Realiza tu listado de prioridades, y valídalo. Es decir, establece situaciones donde compitan distintas prioridades y pregúntate: ¿En realidad elegiría primero A que B? Ejemplos: “¿Cambiaría mi empleo o actividad profesional actual para cuidar más de mi salud?”, “¿Elegiría una ruta de vida con más beneficios a largo plazo que logros y reconocimientos en el corto?, “¿Dejaría a una persona a quien amo y me ama por seguir mis ambiciosos proyectos?”
Interesantes preguntas, ¿cierto?
¡Bien! Tener un propósito y prioridades de vida claras nos ayudan a quitar una carga emocional ENORME. Podemos además tomar decisiones en tiempo récord, teniendo certeza de que lo que decidamos nos acercará a donde queremos llegar, mientras cuidamos de lo que realmente importa.
La primera vez que quebré, mis padres me preguntaban, estando bastante preocupados por mí: “Hijo, ¿cómo puedes dormir y estar tranquilo con todos los asuntos que traes encima? Nosotros no podríamos”. Mi respuesta era simple: “Yo he hecho lo que me corresponde, nada más. No puedo hacer más. Si las cosas no se han dado, yo he hecho todo lo que me toca, y no voy a poner en riesgo mi salud por creer que podría hacer más, que pudiera haber hecho más, que pudiera haber tenido la experiencia o conocimientos que todavía no tenía, o que algún evento externo hubiera sido diferente. En su momento y circunstancias hice lo mejor que pude. He aprendido. Punto. Ahora toca ver para adelante”.
Si te das cuenta, esto también es una herramienta muy poderosa para poner en práctica el desapego. Si deseas jugar al juego de emprender y tomar grandes riesgos, necesitas prepararte con una combinación de un súper enfoque en tu propósito y prioridades, al tiempo que vives un súper desapego de todo lo demás y de lo que está fuera de tu control, viviendo en el presente.
Pensamiento de sistemas
Estudié Ingeniería en Computación y Sistemas, habiendo en su momento participado en concursos de matemáticas y física. Egresé de la Universidad en 2001 y comencé mi aventura como emprendedor en 2004. De hecho, comencé al mismo tiempo mi matrimonio, cuando 3 semanas antes de la boda me quedé sin trabajo. Ya te imaginarás lo que nos decían a mi esposa y a mí por comenzar al mismo tiempo nuestro matrimonio y nuestro emprendimiento. Al menos eso nos ayudó para convertirnos en los primeros emprendedores incubados en el estado de Guanajuato, México.
Pero eso es otra historia… tal vez para otra ocasión.
Teniendo las bases matemáticas, físicas, ingenieriles, de administración de proyectos de software y mi súper autoestima, estando en la incubadora, se me ocurrió diseñar un modelito para pronosticar ventas y crecimiento. ¿El resultado? ¡Nunca le atiné!
Cuando aprendes a pensar como robot, operando sistemas lineales, donde tienes todas las principales variables bajo tu control, es sencillo diseñar modelos, PERO cuando decides convertirte en emprendedor, agregando ingredientes innovadores, involucrándote en un sistema social amplio, complejo y abierto, te enfrentas a un nivel de complejidad e incertidumbre que no conocías ni podías imaginar.
Esto me llevó a estudiar, practicar y comprender más sobre el pensamiento y la dinámica de sistemas, especialmente sistemas sociales. Si algo he comprendido durante mi trayectoria es que el emprendedor - innovador es un estratega sistémico con visión de largo plazo del más alto nivel.
Algunos puntos relevantes sobre el pensamiento de sistemas:
- Un sistema es un conjunto de partes que interactúan para lograr un propósito común.
- No puedes comprender el comportamiento de las partes sin comprender el todo, ni puedes comprender el todo sin comprender las partes. Sujeto, contexto y relaciones causales son clave.
- Existen cosas que puedes controlar, otras que solamente puedes apreciar (están fuera de tu control), y otras que puedes influenciar (como otras personas).
- Los efectos no son inmediatos, y no por el hecho de eliminar una causa se elimina el efecto.
- Los efectos adversos “inesperados” no son otra cosa que efectos que no habíamos considerado, ya sea por nuestra ignorancia, falta de entendimiento o cerrazón mental.
- Los sistemas sociales son abiertos, multidimensionales, presentan propiedades emergentes, tienen propósito, presentan efectos contradictorios (counterintuitiveness).
Comprender sobre estos temas es clave para mantener la salud física y mental mientras asumes los más grandes riesgos y vives la mayor incertidumbre. Aquí algunas de las preguntas, considerando a la pandemia como ejemplo de una situación global que se presentó y generó bastantes impactos de toda índole. Imagina que es marzo de 2020, cuando las acciones “para controlar” la pandemia iban iniciando:
- ¿Qué te correspondía hacer a ti ante tal situación? ¿Qué podías solamente apreciar (no dependía de ti)? ¿Qué podías influenciar? Considera estas preguntas alineadas con tu propósito, visión y prioridades.
- Si algunas puertas se cerraron, ¿qué lección aprendiste sobre comprender y prepararte mejor con respecto a este sistema socioeconómico y político global en el que vivimos?
- Si algunas puertas se abrieron, ¿te habías estado preparando conscientemente, o fue algo aleatorio? Si fue aleatorio, ¿crees que el estar alineado en propósito y visión tuvo algo qué ver? ¿Qué tanto?
- Si vivimos en la era donde más información tenemos disponible con respecto a cualquier tema, incluyendo salud, ¿en quién confiarías más para tomar decisiones sobre TU salud? ¿En ti mismo o en alguna agencia u otro actor externo? ¿Valdría la pena externalizar las decisiones sobre TU salud, siendo consciente de tu propósito y visión?
- ¿Hiciste algún pronóstico sobre algún tema social, económico, de salud pública o político? ¿Acertaste? ¿Por qué? ¿Qué tanto dirías que conoces al sistema social en el que vives (familia, amistades, ciudad, estado, país, región, mundo)?
- Seguramente intentaste diversas estrategias para tu negocio, trabajo u otra actividad. ¿Cuál funcionó y cuál no funcionó, desde esta perspectiva de sistemas, propósito y prioridades? ¿Considerarías que lo que aparentemente falló fue realmente un fracaso, o identificas algún otro resultado sistémico favorable según tu propósito, visión y prioridades?
- ¿Es necesario e importante estar preparados para el éxito? ¿Para el fracaso? ¿O para saber vivir y disfrutar una montaña rusa larga e incierta de eventos, circunstancias, y experiencias, estando siempre abiertos a nuevas oportunidades? (A ninguno nos preparan para esto)
Ya casi terminando este bombardeo de entretenidas preguntas, tres más:
- ¿Si algo funciona quiere decir que eres exitoso y un fregón?
- ¿Si algo no funciona quiere decir que eres un fracaso?
- Si tomas una fotografía que muestra los indicadores de tu situación actual (o de cualquier otra persona), sin considerar ni tu contexto completo ni tu pasado, ¿eso determina quién eres, si estás siendo exitoso o no, y la probabilidad de éxito a futuro?
Una última, considerando en particular esta experiencia donde un evento global modifica instantáneamente nuestra realidad:
¿Cómo definirías al éxito, y cómo definirías al fracaso?
¿Y luego qué o cómo? ¿Entonces qué hago?
Supongamos que piensas vivir 90 años, estando activo física y productivamente, siendo autosuficiente. Piensa en los emprendedores, inventores y profesionales más exitosos de la historia. ¿Estuvieron en el punto máximo de su éxito profesional toda la vida? ¿Tienen cientos o miles de logros? ¿Siempre estuvieron agregando estrellitas (o estrellotas) a su currículum?
Si lo validas, te darás cuenta de que la inmensa mayoría hicieron MUY BIEN unas pocas cosas. No cientos, no miles. Unas pocas, que hicieron la diferencia. Esas pocas cosas requirieron algunos años de preparación, y unos pocos años para cosechar el éxito material clave que les permitió crecer, ser reconocidos, y diversificar. OJO: algunos años de preparación, y unos pocos para dar el gran salto. Estamos hablando posiblemente de UNA década en total. UNA década, del total de nueve que planeas vivir.
Si piensas vivir NUEVE décadas, ¿vale la pena vivir estresado porque todavía no llegas a ese nivel de éxito, satisfacción y felicidad que quieres? ¿Qué tal si la etapa que estás viviendo ahora es la de PREPARACIÓN y no te has dado cuenta? ¿Qué tal si la pandemia ha sido una herramienta más para prepararte acorde a tu propósito y visión? ¿Qué tal si te enfocas en vivir década a década, año con año, y día a día, manteniendo estos insumos clave para tu toma de decisiones, estando desapegado de lo que no puedes controlar y siendo consciente de lo que puedes influenciar?
Recuerda, un emprendedor innovador es un estratega sistémico con visión de largo plazo del más alto nivel.
No dejes de practicar, porque convertirse en ese estratega sistémico implica un gran, divertido e interminable proceso de entrenamiento. Tal vez también experimentes que la fe y el creer toman un sentido más práctico y sereno, ya que ahora se convierten en estados de consciencia donde cada día te vas a dormir tranquilo, sabiendo que hiciste todo lo que te corresponde, pidiendo a la vida o a Dios que también hagan su parte, presentando las oportunidades idóneas para ti, ya que tú estás listo (a) y no dejarás de seguirte preparando… No dejarás de seguir creando el futuro que buscas.
¡Ánimo!
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