Por Santiago Pérez, aprendedor del Master in Business & Technology de Collective.
El liderazgo hace parte de la naturaleza humana.
Desde que surgió la cooperación de unos homo-sapiens con otros se han encontrado evidencias de liderazgo en el mundo.
Pero que se nos “dé natural” no quiere decir que sea una habilidad fácil de adquirir o perfeccionar. Paradójicamente, una de las características del liderazgo es que no todos podemos ejercerlo al mismo tiempo.
A través de la historia de la humanidad hemos visto líderes que han logrado cambiar la forma en la que vivimos o interactuamos con ciertos elementos del mundo. Los liderazgos han sido clave para combatir la injusticia, encontrar soluciones innovadoras e integrarnos socialmente.
Todos esos líderes comparten ciertas características que podríamos enlistar. La empatía, el alto compromiso con un propósito, entre muchas otras cosas, pero si hay algo en lo que un líder debe destacarse siempre es en la forma en la que toma decisiones.
Es ahí donde entra el liderazgo consciente, o el Mindful Leadership.
Desarrollar líderes en las organizaciones y en el mundo empresarial de hoy es una prioridad para las empresas, pero es también uno de sus mayores retos. De acuerdo a una encuesta reciente, el 55% de los CEOs cree que desarrollar las nuevas generaciones de líderes es uno sus retos más importantes.
Así mismo, tener mejores líderes no es solo una necesidad para los profesionales, sino también un alivio al estrés. Según estadísticas, hasta el 66% de los trabajadores puede enfrentar problemas para dormir relacionados con el trabajo, y el 80% dice que un cambio en sus líderes o managers tiene un impacto directo en sus niveles de estrés laboral.
Con este panorama, queda clara la necesidad de ofrecer herramientas a los líderes para que puedan ejercer mejor su papel, generando cambios transformacionales en las organizaciones y el mundo, mientras encuentran maneras de ser más efectivos y conscientes del impacto de su liderazgo en su salud mental y la de sus equipos.
Mindfulness y liderazgo
Mindfulness deriva del sánscrito sati, que significa “práctica de atender activamente al presente”.
El concepto es regularmente traducido al español como atención o consciencia plena. Para lograr esa atención plena, se utilizan diferentes herramientas, como la meditación, respiración consciente, visualización, entre otras.
Suena como algo que un líder podría necesitar, ¿no?
Puja Madan, una reconocida consultora en Mindful Leadership, dice que lograr esos estados de atención plena puede ayudar a los líderes a:
- Tomar decisiones más rápido y con mayor intuición.
- Desarrollar resiliencia para superar tiempos difíciles y retos.
- Pensar creativamente.
- Romper comportamientos y hábitos perjudiciales.
Estos efectos con el tiempo terminan impactando el desempeño y crecimiento de sus equipos y, por tanto, en el desarrollo de las organizaciones y sus culturas.
Sin embargo la atención plena parece ser algo de lo que se habla poco en el liderazgo, pues por muchos años se ha pedido a los líderes concentrarse en proyectar el futuro y formular acciones para llegar a esas proyecciones.
Pero hoy -y después de la pandemia, cada vez más - las organizaciones han empezado a reconocer la necesidad de tener y desarrollar liderazgos que puedan estar atentos en el momento presente, y cultivar hábitos que impacten positivamente la salud mental de los equipos.
La idea de hacer los ambientes de trabajo más conscientes y cuidadosos de la salud mental de todos está apenas empezando, y fenómenos recientes, como la “Gran Renuncia”, están poniendo sobre la mesa la importancia de acelerar iniciativas que promuevan el bienestar de los colaboradores.
En un mundo que cambia cada vez más rápido, y con la pandemia como recordatorio de lo impredecible de la vida, los líderes que adopten herramientas para mantenerse en el presente serán quienes puedan tomar decisiones con más perspectiva, y reaccionar con mayor agilidad y claridad a los desafíos que trae el trabajo en la era del conocimiento.
¿Por dónde empezar?
Muchas de las grandes empresas y organizaciones que lideran temas de innovación han incluido programas de entrenamiento y de desarrollo centrados en Mindfulness. Google, Uber, JP Morgan o Black Rock son algunos ejemplos. Incluso, hay organizaciones que ya cuentan con un nuevo rol dentro de su estructura: el Mindfulness Chief Officer.
Pero más allá de los programas liderados por las organizaciones, que con el tiempo veremos llegar a más y más empresas, el Mindfulness puede ser practicado de manera individual o en equipos pequeños.
Estas prácticas, aunque pueden ser más efectivas cuando se adhieren a la cultura de una organización, también impactan el desempeño individual de líderes y equipos.
Estas son 4 recomendaciones para empezar a ejercer y desarrollar un liderazgo capacitado para aplicar atención plena o Mindfulness en el día a día.
1. Todo empieza por el autoconocimiento
La mejor forma de empezar a tener liderazgos más conscientes y centrados en el presente es desarrollar líderes capaces de reconocer sus fortalezas, oportunidades, hábitos y pensamientos.
Promover esta habilidad en los equipos es también fundamental, en la medida en que permite identificar con claridad las características de personalidad únicas de cada miembro, para que todos puedan ser más conscientes y estratégicos en la toma de decisiones.
Los líderes con altos niveles de autoconocimiento son más asertivos y toman decisiones conscientes de sus propios sesgos o creencias que pueden llegar a afectar su juicio o ser contraproducentes para el cumplimiento de sus objetivos.
2. Respirar, parar y volver a respirar
El mundo se mueve cada vez más rápido para los trabajadores del conocimiento y la posibilidad de parar pareciera que se convierte cada vez más en un lujo y cada vez menos en una necesidad.
Muchas prácticas de atención plena se centran en la respiración. Los líderes de hoy pasan horas saltando entre un tema y otro, dejando poco espacio para que la mente pueda transitar pausadamente, lo que puede resultar afectando la forma en la que tomamos decisiones o afrontamos situaciones difíciles.
Existen muchas técnicas de respiración que se utilizan en la práctica de Mindfulness, una de ellas es el 4-7-8, que consiste en inhalar durante 4 segundos, retener el aire durante 7 segundos y exhalar lentamente por la boca en 8 tiempos.
Esta y muchas otras herramientas prácticas se pueden aplicar en momentos específicos de la jornada laboral, hasta crear hábitos más efectivos para permitir a la mente despejarse y ser más conscientes de la forma en la que trabajamos y nos relacionamos.
3. Escribir para pensar mejor
Es bien sabido que escribir es una de las mejores maneras que tenemos los seres humanos para procesar nuestro pensamiento.
Llevar un diario es un hábito que solo puede traer ventajas al ambiente de trabajo. Una de las recomendaciones para ser más conscientes como líderes es llevar un registro periódico de los aprendizajes y retos que tenemos en el día a día.
Escribirlo no solo lo hace más real para la mente, sino que también ayuda a encontrar los motivos que llevaron a cada una de las decisiones y a hacer conscientes algunas acciones que podían haber sido abordadas de manera diferente.
4. Hacerlo un hábito
El éxito del Mindfulness, como casi todo en la vida, depende por completo de la práctica.
Aplicar estás técnicas de manera aislada y poco consistente ha demostrado no tener el impacto necesario para hacer una diferencia.
Para desarrollar el hábito de alguna de estas herramientas puede ayudar encontrar espacios físicos o temporales en los que se repita la actividad diariamente. Por ejemplo, darse un minuto para volver al presente después de cada reunión o practicar 5 minutos de meditación antes de empezar a trabajar.
Esa disciplina y constancia es parte fundamental del éxito del Mindfulness para el liderazgo y la vida. Después de todo, tener herramientas para ser más conscientes de nuestro presente tendrá efectos positivos no solo en nosotros mismos: nuestros equipos de trabajo, familia y amigos también se verán beneficiados.